¡Abajo el mundo opresor,
su historia, su ciencia, su lógica vil!
Quememos los libros, rompamos los cuadros,
que el arte patriarcal nos quiere oprimir.
El lenguaje es lucha, cambiemos les letras,
si el verbo no encaja, lo hacemos entrar,
si la biología nos dice otra cosa,
¡qué importa, es facha y debe callar!
No hay diferencias, ni arriba ni abajo,
ser madre es esclave, ser libre es mandar,
si dudás, te juzgo, te expulso, te nombro
traidore a la causa, un burgués patriarcal.
El amor es trampa, la risa, violencia,
mirarte es acoso, les flores también,
no importa qué hagas, no hay salvación,
si existís, entonces ya sos un bien.
Si sos varón, tu culpa es eterna,
si te arrepentís, te obligo a pagar,
arrodillate, llorá y pedí disculpas,
pero igual nunca te voy a perdonar.
El arte no importa, la ciencia tampoco,
lo objetivo es mito, tode es opresión,
si no estás de acuerdu, no importa tu idea,
¡te funo, te expulso y ya está la cuestión!
¡Prohibide la risa, prohibide el afecto!
Todes somos víctimas, no hay más opción,
los piropos matan, el halago es acoso,
las parejas son jaulas de dominación.
Pero, ¡espera, qué se nos escapa,
qué es lo que falta en esta revolución?
¡Oh, claro, la respuesta está en el aire!
¡Vivamos el feminismo sin moderación!
Bajo el yugo del patriarcado,
nos hemos alzado con furia y pasión,
sin miedo, sin freno, sin vergüenza,
¡este es el canto de nuestra liberación!
Que caigan los muros, que caigan los dioses,
que caiga el sistema, que caiga la nación,
pero siempre con un lema:
¡Feminismo radical, hasta la destrucción!
Jorgelina Kagiagian
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