Cuando el Crimen Usa Traje

# **Cuando el Crimen Usa Traje**  

La justicia, ese gran ideal de equilibrio y equidad, parece ser un privilegio reservado para quienes pueden costearla. Mientras las cárceles rebalsan de pequeños delincuentes, los criminales de cuello blanco disfrutan de sus mansiones y círculos de poder, blindados por un sistema hecho a su medida. El robo de un pan puede llevar a un joven a prisión durante años, pero el desfalco de millones suele pagarse con conferencias sobre liderazgo y rehabilitación social. ¿Cómo es posible que el castigo no mida la gravedad del daño real, sino la influencia de quien lo comete?

## **Los Dos Pesos de la Justicia**  

El sistema penal está diseñado para castigar con dureza los delitos visibles, aquellos que afectan a la ciudadanía de manera inmediata y tangible: un robo callejero, un asalto a mano armada, un hurto menor. Estos delitos son exhibidos en los medios como la gran amenaza a la sociedad. Se les persigue con una eficiencia implacable, generando sentencias rápidas y condenas ejemplares. Sin embargo, cuando se trata de crímenes financieros o corrupción política, la maquinaria judicial se vuelve lenta, torpe, e incluso servil. La misma justicia que no titubea en castigar la pobreza, se muestra sumamente cautelosa cuando el acusado es un empresario, un banquero o un político.

Los tribunales rara vez tienen la misma celeridad cuando deben juzgar a alguien con acceso a abogados de élite, recursos inagotables y conexiones en los más altos niveles del poder. Si un político es sorprendido desviando fondos, su juicio se alarga durante años entre apelaciones, tecnicismos legales y prescripciones milagrosas. Para cuando llega un veredicto, el escándalo ya ha sido reemplazado por uno nuevo, y su condena, si es que llega, es mínima en comparación con el daño causado.

## **El Arte de la Impunidad**  

La corrupción y el fraude financiero no solo destruyen vidas individuales, sino que desmantelan sociedades enteras. Un político que roba dinero destinado a hospitales deja a miles sin acceso a tratamientos médicos. Un empresario que evade impuestos priva a la educación pública de recursos esenciales. Y, sin embargo, los vemos caminando libres, con sentencias ridículas, arrestos domiciliarios en residencias de lujo o multas que apenas representan un pequeño porcentaje de su botín.

Los mecanismos de impunidad son variados:
1. **Prescripción del delito**: Los procesos judiciales se extienden tanto que los crímenes terminan quedando impunes por el simple paso del tiempo.
2. **Arreglos extrajudiciales**: Se negocian penas leves o multas irrisorias que permiten a los criminales conservar gran parte de sus ganancias ilícitas.
3. **Influencias políticas**: Jueces y fiscales con vínculos con el poder benefician a los acusados con fallos favorables o directamente archivan los casos.
4. **Prisión VIP**: En los raros casos en que un poderoso es condenado, su encarcelamiento se realiza en condiciones privilegiadas, con celdas especiales y beneficios impensables para el resto de los reclusos.

## **Un Contraste Brutal**  

Mientras tanto, el ciudadano común, sin acceso a una defensa poderosa, es castigado con todo el peso de la ley. Un robo menor puede significar años en prisión, con pocas oportunidades de reducción de pena o reinserción social. La reincidencia no es una elección, sino una consecuencia de un sistema que castiga sin reeducar y margina sin ofrecer salidas.

Los medios de comunicación contribuyen a esta desigualdad al dirigir la atención pública hacia los delitos callejeros, mientras minimizan o justifican los crímenes financieros y de corrupción. Un ladrón de bancos es un delincuente, pero un banquero que estafa a miles de familias es presentado como un "visionario en desgracia".

## **La Solución: Justicia Real, No Justicia de Clase**  

Si la justicia quiere recuperar su credibilidad, debe romper con esta doble vara y tratar a los criminales por el daño que causan, no por el poder que ostentan. Algunas medidas urgentes incluyen:

- **Endurecer las penas para delitos de corrupción y fraude financiero**, equiparándolas a los crímenes violentos en términos de gravedad judicial.
- **Eliminar la prescripción de delitos financieros y de corrupción**, garantizando que la impunidad no dependa del paso del tiempo.
- **Asegurar que las penas de prisión sean efectivas y sin privilegios**, para que los condenados cumplan su castigo en las mismas condiciones que el resto de los reclusos.
- **Proteger a denunciantes y testigos**, para evitar que quienes se atreven a exponer la corrupción sean silenciados o perseguidos.

Una sociedad que tolera la impunidad de los poderosos no es una sociedad justa. Mientras el crimen siga usando traje, la cárcel seguirá siendo el destino de los que menos tienen, y la justicia, una ilusión diseñada para tranquilizar a las masas sin tocar realmente el poder.

La pregunta final es: ¿estamos dispuestos a exigir una justicia que no mire la cuenta bancaria del acusado antes de decidir su sentencia?


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