Las puertas de mi corazon



Quiero arder en el infierno quiero que ardan mis pecados
Satanás llevame contigo quiero estar siempre a tu lado
dame tu dolor cobíjame en tu amargura
quémame en tu fuego hazme perder la cordura.

Cartas echadas



Mezcladas y repartidas; las cartas están echadas. Se alzó la apuesta imponente, "acepto" dije acuñando un pobre par de dos y perdí. Como si nada importara, todas las cartas vuelven al mazo. Ella se levanta, recoge lo ganado. Sus pasos se alejan...

Descanso

En mi lecho de muerte descanso. Por algún motivo la conciencia no se aleja de mí, sigo razonando y sintiendo como antes de estar aquí. Veo a través de la oscuridad sin esfuerzo alguno, y el dolor punzante de mi alma está presente, es permanente y tan intenso pero ya me he acostumbrado a sentirlo incluso a disfrutarlo y a vivirlo.
Mantengo los ojos cerrados la mayor parte del tiempo; no hay mucho que ver, quizás las marcas desesperadas de la tapa de mi ataúd. Aquellas que hice el primer día hasta que exhausto y sin poder respirar todas mis fuerzas desaparecieron lentamente hasta sucumbir.