Silencio de Dios


La mirada traidora del buen cristiano,
que predica el bien y practica el engaño,
deleita el paladar del infierno,
del buen Dante.

Oh, cristiano,
¿no temes la ira de tu Dios?
Su Hijo dirá:
“No te he conocido.
Eres tibio, vomitado...
por la luz negra y el azufre engullido.”

Tu velo nupcial y la belleza
de tus huesos amarillos
embelesan de espanto.

Dame tu beso incestuoso.
Que arda el pecado
entre los pecados.

Te abracé en el perdón,
y tus labios de fresa
susurraron muerte en mi oído.

Enredadera de espinas
que jamás dio flor,
corona de Jesús,
yace en tus malditos brazos.

Consumido en propio fuego,
cenizas negras
al vacío eterno llevará.

El silencio de Dios será tu morada.

Jorge Kagiagian



Dedicado a Laura Eva Soledad Vazquez 

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