Peculiar Soneto de Amor



Tus ojos son como dos soles,  
pero más pequeños y menos calientes,  
tu risa suena como una campana,  
una campana rota que alguien golpea con dientes.  

Tu piel, tan suave como un zapato viejo,  
y tu aroma, ¡ay!, como un chicle olvidado,  
me arrastras al abismo con tu perfume,  
que huele a cebolla y pan quemado.

Tu andar es como un pato cansado,
como si tus pies tuvieran sueño y no quisieran volar,
pero aún así te persigo, enamorado,
como quien persigue un tren que ya no va a llegar.

Tu cabello, ¡ay!, tu cabello,  
es como una nube negra de tormenta,  
pero no esa tormenta emocionante,  
sino la que moja la ropa y molesta.   

Y aunque todo en ti es peculiar,  
mi corazón por ti.
Como un mosquito persiguiendo una luz, sigo aquí.
porque entre tus rarezas me encuentro feliz,
y aunque me asfixie, me arrodillo ante tu confusión.

Porque tú, mi amor, eres como el sol que se apaga,  
pero también como el viento que arrastra un planeta entero,  
y en tus ojos se esconde una galaxia de caos y belleza,  
un agujero negro que, en su beso, devora el tiempo y el espacio,  
y hace que todo el universo explote en un solo latido de tu corazón.  

Jorge Kagiagian

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