Justicia a la Carta: El Precio de la Libertad

# **Justicia a la Carta: El Precio de la Libertad**  

La justicia es ciega, dicen. Pero qué curioso que siempre tropiece con los pobres y nunca con los ricos. Se supone que las leyes son iguales para todos, pero algunos pueden pagarse una versión premium del sistema, mientras que otros apenas sobreviven con la versión gratuita, llena de errores, sin soporte técnico y con la peor atención al cliente del mundo: la defensoría oficial.  

El tribunal, ese gran templo de la verdad, se convierte en un mercado de carne donde la libertad tiene precio y los abogados son comerciantes de condenas. Cuanto más pagas, menos sufres. Si tienes suficiente dinero, puedes incluso evitar el mal trago del juicio. Porque la justicia no es una cuestión de inocencia o culpabilidad, sino de presupuesto.  

## **Plan Básico: Para Pobres y Descuidados**  

Si eres pobre, prepárate para una experiencia judicial que haría sonrojar a la Inquisición. Tu defensor oficial—un abogado con 200 casos en la mesa y el entusiasmo de un burócrata en viernes por la tarde—probablemente te recomendará declararte culpable para ahorrarse problemas. No importa si eres inocente; lo que importa es cerrar el expediente rápido, porque la justicia tiene prisa… pero solo cuando conviene.  

Tu condena será ejemplar, no porque la ley lo exija, sino porque hay que enviar un mensaje a la sociedad: “Miren cómo castigamos el crimen.” Lo que no dirán es que ese crimen es el de ser pobre, el de no tener amigos en el poder, el de no poder pagar una fianza.  

Tu celda estará lista antes de que termines de digerir la noticia. ¿Apelaciones? ¿Juicio justo? Qué ocurrencias. A nadie le interesa perder el tiempo con un tipo que no tiene ni para un traje decente en la audiencia.  

## **Plan Intermedio: Para la Clase Media Ingenua**  

Si tienes algo de dinero, pero no demasiado, la justicia te ofrecerá el “juicio abreviado”, un plan de condena con descuento. Aquí no hay absoluciones: lo máximo que conseguirás es una rebaja en la pena si admites que hiciste algo (aunque no lo hayas hecho). Es una ganga: en lugar de 10 años, solo cumplirás 5. Claro, a cambio de renunciar a tu derecho a probar tu inocencia.  

Algunos lo llaman chantaje, pero en el sistema judicial lo venden como “eficiencia procesal”. Así funciona la justicia para aquellos que pueden pagar un poco, pero no lo suficiente como para que la ley los trate como personas.  

## **Plan VIP: Para Empresarios, Políticos y Celebridades**  

Aquí entramos en el verdadero lujo judicial. Para los que pueden permitirse un equipo de abogados que cobran por hora más de lo que un preso gana en toda su condena, la justicia es un servicio personalizado.  

Si te acusan de fraude, corrupción o evasión millonaria, no hay problema: un buen abogado sabrá cómo alargar el juicio hasta que prescriba. Y si todo se complica, siempre está la opción de un arreglo discreto con jueces y fiscales.  

En el peor de los casos, si la presión pública es demasiado fuerte y necesitas ir unos meses a prisión para calmar a la gente, no te preocupes: hay cárceles especiales para ti, con celdas cómodas, comida decente y permisos de salida. Luego, un indulto o una revisión de la condena hará su magia.  

¿Recuerdas a aquel político que robó millones y pasó solo un año en prisión domiciliaria? ¿Y aquel empresario que estafó a miles de personas y terminó dando charlas sobre resiliencia en universidades de élite? Sí, el Plan VIP funciona de maravilla.  

## **Conclusión: Justicia de Clase, No de Ley**  

El sistema judicial no castiga delitos, castiga circunstancias. La cárcel no está diseñada para criminales, sino para aquellos que no pueden pagar su salida. Si robaste con violencia porque no tenías para comer, serás un monstruo. Si robaste millones con una firma, serás un visionario con mala suerte.  

La justicia es un restaurante con menú a la carta. Algunos pueden elegir su sentencia, negociar su castigo y salir sin pagar la cuenta. Otros, los que no tienen para propinas, terminan sirviendo los platos y limpiando los restos de la cena de los poderosos.

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