Supplicatio ad Dominum Altissimum


Oh Vos, Altísimo Señor,
que moráis en los cielos y en los abismos,
en el fulgor del día y en la sombra de la noche,
escuchad, os ruego, la voz temblorosa de este siervo vuestro,
que a solas clama en medio del quebranto.

¿Quién sino Vos, que disteis al polvo aliento,
que separasteis las aguas con sólo la Palabra,
y aún hoy, en invisible secreto,
movéis los hilos del mundo que ni los impíos se atreven a negar?

Venid, pues, con misericordia a mi morada,
donde la esperanza se hiela y la razón titubea.
Obrad, si os place, aquello que sólo Vos podéis obrar:
un milagro que despierte los huesos dormidos,
una luz que rasgue este velo de tribulación.

No vengo a Vos con soberbia ni reclamo,
más con el corazón honesto y en la tierra la frente rendida.
No busco oro ni honores,
sólo una señal,
un soplo de vuestra gracia que restituya lo perdido.

Si el cáliz no ha de pasar,
dadme fuerza para beberlo.
Mas si en vuestra clemencia aún hay lugar para la maravilla,
concededla, Señor,
no por mí, sino por el amor que sois.

Y si mis palabras se pierden en el viento,
si mi voz no alcanza el umbral de vuestro trono,
volved, os ruego, vuestros ojos hacia esta alma doliente,
y sostenedla, aunque no entienda.
Sostenedla, aunque desfallezca.
Sostenedla… por piedad.

Porque aún en la sombra,
yo esperaré en Vos.
Por los siglos de los siglos.

Domine, exaudi orationem meam; et clamor meus ad te veniat. 

Jorge Kagiagian


Traducción del título:

Súplica al Señor Altísimo

Traducción de la frase final:

Señor, escucha mi oración, y que mi clamor llegue hasta ti.

Salmo 102:1

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