El cuaderno del tiempo idea




Quizás el tiempo no fluye como creemos. Tal vez no sea una línea, sino una secuencia de hojas: un cuaderno de dibujos animados que alguien hojea con el dedo. Cada hoja es un instante, una imagen estática. Y lo que llamamos “movimiento”, “vida” o “pasado” no es más que la ilusión que brota al pasar las páginas con suficiente velocidad.

No sabemos si el dedo va de adelante hacia atrás o al revés. Simplemente, lo que vemos *parece* tener sentido. El truco es perfecto: el presente siempre se siente como un presente. Y mientras lo vivimos, no hay forma de comprobar si venimos del futuro o del pasado.

Lo curioso no es eso, en realidad. Lo verdaderamente extraño es que *recordamos*.

Pero… ¿qué es recordar? ¿Es realmente traer algo desde el pasado? ¿O es, quizás, una forma de leer las señales del ahora? Tal vez la memoria no sea una caja fuerte llena de archivos, sino un espejo que interpreta las marcas que dejó el tiempo. Como una bola que recuerda su impulso porque su velocidad y dirección actual permiten deducir de dónde vino.

Así, recordar no sería revivir lo que fue, sino deducir lo que debió haber sido.

Y entonces se abre una pregunta inquietante: si el presente contiene las huellas del pasado, ¿no podría contener también pistas del futuro?

Quizás lo que llamamos “predecir” no sea otra cosa que un *recordar al revés*. No accedemos al futuro de forma directa porque no lo hemos interiorizado aún, pero eso no significa que esté ausente. La información está, flotando alrededor, inscrita en el patrón del ahora. Solo que no la comprendemos. Todavía.

Cuando soñamos con algo que luego ocurre, cuando presentimos una desgracia, cuando intuimos un cambio antes de que llegue… ¿no estamos recordando una página del cuaderno que aún no hemos pasado?

La diferencia entre memoria y predicción tal vez no sea de naturaleza, sino de cercanía. Recordar es un análisis profundo de lo que ya aprendimos a leer. Predecir es lo mismo, pero en una lengua que aún nos resulta extraña.

El tiempo, al final, puede que no sea una corriente, sino un álbum. Y nosotros, apenas los lectores, atrapados en una hoja que intenta entenderse a sí misma.

Jorge Kagiagian 

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