Mostrando las entradas con la etiqueta Poesía. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Poesía. Mostrar todas las entradas

Supplicatio ad Dominum Altissimum


Oh Vos, Altísimo Señor,

que moráis en los cielos y en los abismos,
en el fulgor del día y en la sombra de la noche,
escuchad, os ruego, la voz temblorosa de este siervo vuestro,
que a solas clama en medio del quebranto.

Lo Que Soy

Lo que cuento no es historia,  
es testimonio.  
No lo digo en voz baja,  
sino con la frente en alto  

El exilio del alma


No pertenezco a ningún lugar;
soy un extranjero en mi propia existencia.
Veo lo que nadie ve:
las sombras detrás de las luces,
las grietas en los muros de la realidad.

No pueden engañarme,

Reflejo perdido


Mírate al espejo, mírate bien.
Ve esos ojos que brillan, esa piel que respira,
las manos que acarician el aire,
el hogar que te rodea sin que lo notes.

A veces nos perdemos en lo trivial,
en lo que no importa,
en las palabras vacías que nos susurran
y olvidamos lo que tenemos frente a nosotros.

Hay una familia que te envuelve,
un cariño que te abraza cada día,

Ansiedad en su nombre



Las horas son dientes que muerden mi pecho,  
cada minuto es un clavo en la sien.  
Si ella no viene, me ahogo en el techo,  
me trago las sombras, me vuelvo un desdén.  

Nuestra Feli




Parece un ángel con disfraz de perrito,  
tejido en espuma, cielo y ternura.  
Blanca con tonos de marrón café,  
más leche que café, un dulce pincel.  

¡Revolución o Nada!


¡Abajo el mundo opresor,  
su historia, su ciencia, su lógica vil!  
Quememos los libros, rompamos los cuadros,  
que el arte patriarcal nos quiere oprimir.  

Fragmentos de la misma historia

En el rincón callado del alma,
donde la lluvia se convierte en susurro,
se oye una vibración, leve pero constante,
un latido olvidado en el vasto abismo.

Al Dios cobarde

El cielo, podrido, se abrió en mil gusanos,  
vomitó su púlpito enfermo de luz.  
El oro del trono tornóse herrumbre,  
y el alba, un fardo de sombra y pus.

Oda al boludo de Kicillof

Oh, gran boludo de mirada ausente,
que andás por la vida tan imprudente.
Pelotudo eterno, rey del descuido,
siempre cayendo, siempre perdido.

Prisión del miedo


Prisión del miedo


No puedo llorar,

el alma en pedazos.

En la última celda

escribo estos versos,

náufrago moribundo

que lanza al mar su última botella,

un grito hondo atrapado,

La sombra que se alza

Cayó una vez, y el polvo se alzó como un himno roto.

La tierra bebió su sangre como un pacto antiguo,
y el viento, cruel amante, le susurró su derrota.

Pero él se alzó.

Lo que callas

¿Qué palabra guardas bajo el latido de tu pecho,  
que no se atreve a rozar la punta de tus labios?  
¿Qué sombra se enredó en tus venas,  
de aquellas que no se cuentan,  
que no se enseñan,  

Te odio porque te amo


Te odio
porque te amo
 
Te odio porque no estás 
y sigues aquí
porque te extraño...
y quiero que te vayas
 
Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más
 

Ilusión




Ilusión

En mi rostro, tu mano;
tus ojos punzantes,
tu pupila en la mía,
caricias que estremecen.
La ansiedad tiembla,
tiembla de miedo.
Miedo de darlo todo,
sabiendo certero que "todo"
jamás colmará
los arrebatos de una ilusión.
De una ilusión que aprende a vivir.

Imparables, escurridizos,

TR

Oirás mi nombre
la ira, el asco y la vergüenza
colmarán tu mente hasta desbordarla
Vomita tu decepción sobre mí

Súplica de un condenado


Siento el vértigo, el miedo
Me resisto, de mí ya no depende
a una fuerza superior sometido
Me atrae, me arrastra, me consume
De esta pesadilla, despertaré... tan solo
frente a mi realidad tan dolorosa como justa