Melina, faro en mi noche



Melina, susurro de luz en mi sombra,  
tus manos sostienen mi mundo vencido.  
Eres brisa en la celda, un alba imposible,  
un canto sereno en el gris del olvido.  

Tus pasos resuenan donde el miedo habita,  
deshojan las dudas, las quiebran en dos.  
Tu voz es el eco de un mundo más justo,  
tu amor, la certeza de un nuevo sol.  

Me guías sin miedo por sendas oscuras,  
con ojos de llama que saben mirar.  
Si caigo, me alzas, si dudo, me nombras,  
y todo se vuelve más fácil andar.  

Melina, refugio, mujer infinita,  
mi paz en la guerra, mi ancla, mi fe.  
Si el tiempo nos hiere, si el mundo nos calla,  
yo habré de encontrarte,  
y en ti renacer.

Jorge Kagiagian 

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