El Origen de la Materia Primordial: Un Ciclo de Creación y Destrucción de la Nada


Introducción

En el vasto misterio del universo, una de las preguntas más profundas y fundamentales que nos hemos hecho es el origen de la materia primordial. ¿De dónde surge la materia? ¿Cómo se originó todo lo que conocemos a partir de lo que parece ser la nada? Para abordar este misterio, podemos partir de una premisa radical: la nada y la inexistencia son conceptos distintos, y la nada, con su naturaleza inestable y fluctuante, es capaz de generar la materia primordial y el espacio-tiempo que dan lugar al universo observable. Este ciclo continuo de creación y destrucción, en el que la nada se estabiliza al "llenarse" con algo, será el eje central de nuestra exploración.

La Inexistencia y la Nada: El Umbral del Origen

Antes de que la materia o el espacio existieran, podría haber habido un estado que denominamos inexistencia. La inexistencia es un concepto mucho más radical que la nada: es la ausencia absoluta de todo, donde ni las leyes de la física ni el espacio-tiempo tienen cabida. De la inexistencia pura no puede surgir nada, ya que no hay posibilidad de existencia en ella.

Sin embargo, la nada es distinta. En lugar de ser una ausencia absoluta, la nada es un lugar potencial, un vacío en el que aún se pueden manifestar cosas. Si la nada es un estado sin estructura ni forma, pero que tiene la capacidad de contener algo dentro de ella, entonces podemos imaginar que es un estado potencialmente inestable. Esta inestabilidad sería la clave para que algo surja de la nada.

La pregunta fundamental es: ¿cómo surge la nada desde la inexistencia? ¿Y cómo la nada se manifiesta como algo tangible, como materia y energía?

La Nada como Fluctuación Espontánea

Si la nada es un vacío potencialmente inestable, entonces las fluctuaciones podrían ser su característica fundamental. Así como las partículas virtuales aparecen y desaparecen espontáneamente en el vacío cuántico, la nada podría experimentar fluctuaciones que crean pequeños "pulsos" de existencia. Estas fluctuaciones, aunque efímeras, tienen el potencial de manifestarse como algo tangible: materia y energía.

Imaginemos que en un punto de esta nada fluctuante, una pequeña perturbación ocurre. Esta perturbación podría ser el primer "desplazamiento" en la nada, que genera una oscilación en el espacio-tiempo, un movimiento que crea una mínima estructura dentro de la nada. Esta fluctuación podría dar lugar a un espacio fluido primitivo que, al expandirse, se convierte en el origen del espacio-tiempo que conocemos.

La Condensación de la Nada: De Espacio Fluido a Materia

La fluctuación inicial en la nada no se detiene, sino que se amplifica, y en lugar de disiparse, toma forma. Esta forma no es materia como la conocemos, sino un espacio fluido: una sustancia primordial, sin estructura fija, que es capaz de evolucionar. En este espacio fluido, las fluctuaciones continúan ocurriendo a medida que el vacío se llena de posibilidades. El espacio fluido es lo que da lugar a las primeras partículas.

La creación de materia primordial podría verse como un proceso de compresión o condensación de este espacio fluido. Al aumentar la densidad del espacio, las fluctuaciones se estabilizan y dan lugar a formaciones de partículas. Esto podría ser el origen de las primeras partículas elementales, como los quarks y leptones, que luego se combinarían para formar los átomos que conocemos.

El espacio fluido es la sustancia básica del universo, el "líquido" primordial que da origen a la estructura del cosmos. A medida que este espacio fluido se condensa, las partículas se agrupan, generando materia. Este proceso es el origen de lo que llamaríamos la materia primordial: no una materia inmutable, sino una forma condensada del espacio fluido que eventualmente se transforma en lo que percibimos como partículas estables.

El Ciclo de Creación y Destrucción: Estabilidad en el Caos

A medida que el espacio fluido se condensa en partículas, se establece una estructura cósmica. Pero este proceso de creación y condensación no es infinito, ya que el espacio fluido, al ser inestable, tiende a colapsar. De este colapso surge lo que podemos llamar creación y destrucción en un ciclo interminable. La materia no es algo estable de manera absoluta, sino que es transitoria, sujeta a fluctuaciones que eventualmente la harán desaparecer.

Este ciclo de creación y destrucción no es aleatorio, sino que está regido por las fluctuaciones del espacio fluido. A medida que la presión interna y la densidad de la materia primordial crecen, las fluctuaciones se amplifican, y en un punto, esta densidad alcanza niveles críticos. El espacio fluido, al verse comprimido y transformado, libera energía y se disuelve en una nueva forma: ondas de energía y radiación. Este proceso, similar al colapso gravitacional en los agujeros negros, puede llevar a una liberación masiva de energía y materia, y el ciclo comienza de nuevo.

De la Materia al Espacio-tiempo: La Formación del Universo

En el momento en que la materia primordial se disuelve en energía, el espacio-tiempo también comienza a transformarse. Este momento de transformación podría coincidir con lo que conocemos como el Big Bang. El Big Bang no sería el origen de todo, sino la manifestación de una fluctuación masiva que libera la estructura del espacio fluido, comenzando un nuevo ciclo de expansión y formación de materia.

El espacio-tiempo, al liberar materia y energía, comienza a expandirse, y con esa expansión, la materia toma forma, se estabiliza en partículas y, finalmente, da lugar a las primeras estructuras del cosmos, como las estrellas y galaxias. Este proceso de creación y expansión del espacio-tiempo sería el resultado de las fluctuaciones del vacío, que a su vez fueron impulsadas por la inestabilidad inherente de la nada.

La Eterna Oscilación: Cíclicidad del Universo

Si la nada, en su inestabilidad, tiende a crear fluctuaciones espontáneas, y estas fluctuaciones dan lugar a la creación y destrucción del universo, podríamos estar ante un modelo cíclico del cosmos. En lugar de un inicio único e irrepetible, el universo sería el resultado de un ciclo eterno de emergencia y colapso. En cada ciclo, la nada genera una fluctuación que crea el espacio-tiempo, la materia, las estrellas, las galaxias, y todo lo que conocemos, solo para eventualmente disolverse en un colapso que reinicia el proceso.

Este modelo cíclico sugiere que el universo no tiene un origen absoluto ni un fin definitivo, sino que es parte de un proceso interminable de transformación, con cada ciclo dando lugar a una nueva fase de creación.

Conclusión

En este modelo, el origen de la materia primordial no es el resultado de una creación espontánea de la nada, sino un proceso cíclico y fluctuante que emerge de la inestabilidad de la nada. La nada, en su naturaleza fluctuante, da lugar al espacio fluido, que se condensa en partículas y forma la materia primordial. Este ciclo de creación y destrucción es auto-sostenido, y en cada ciclo, el universo se genera, se expande, se estabiliza, se colapsa, y da lugar a una nueva creación. En este modelo, la nada y la inexistencia son elementos fundamentales que se alternan en un proceso dinámico de fluctuación y estabilización que da lugar a todo lo que existe.


Jorge Kagiagian 

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