Mesa Familiar

 


El agua hirviendo, burbujeante, papas, zapallo y un boñato revoltoso; todas las verduras sumergidas, flotantes  con su característico aroma invasor de todos los sentidos: golpea sutil el rostro con su calor; premonición de una mesa familiar.

Varias horas de trabajo, más que las previstas. El cuchillo peligroso que errante confunde la cebolla y ataca la mano distraída. Eso no detendrá el proceso, sin vacilar enjuaga el agua la herida y continúa la tarea.

Una puerta se abre súbitamente, un grito informa la llegada del anhelado protagonista del manjar: allí, una carne sabrosa de un tierno animal el cual siempre respetaremos. Solemne el cocinero la toma sabiendo que una vida se fue involuntaria. Susurra al oído muerto unas palabras y agradece al cielo la gracia recibida, sabiendo que la vida y la muerte son intrincados compañeros en la intimidad del existir…

Nuevas horas aparecen, llenan la mañana y la primera tarde. Regocijados por carme humeante y tostada que despierta los reflejos condicionados. Salivación incipiente que apura a los comensales a llenar la mesa de los acompañamientos multicolores.

Agolpados en la mesa, vuelan los vasos, los cubiertos, los platos van de mano en mano llenos del trabajo inadvertido, del esfuerzo que solo puede hacerse con amor… allí, un poco de su ser, de su espíritu, de su alma; será el alimento. El bocado primero genera una pausa de silencio entre el bullicio… Y la sonrisa dibujada en su rostro: flecha el alma del cocinero que recién en ese momento puede sentarse a la mesa y compartir el bullicio de las charlas amigas

Pasaran los años y cada uno de nosotros extrañaremos cada segundo de esta mesa familiar.

Jorge Kagiagian




El agua danza en la olla, vibrante y bulliciosa, mientras las verduras se sumergen en ella, dejando que su aroma embriague todos los sentidos. El calor de la preparación golpea suavemente el rostro, avivando la anticipación de una mesa familiar.

Las horas se desvanecen, más de las previstas, mientras el cuchillo, peligroso y errático, confunde a la cebolla y ataca la mano distraída del cocinero. Sin embargo, este no se detiene, enjuaga la herida con firmeza y persevera en la tarea.

De repente, una puerta se abre con ímpetu y un grito anuncia la llegada del ansiado protagonista del banquete: una carne sabrosa de un tierno animal, cuya vida se ha ido de manera involuntaria. Con solemnidad, el cocinero la toma en sus manos, consciente del valor de la vida y la muerte como compañeros ineludibles en el devenir del existir. Murmura unas palabras al oído del difunto y agradece al cielo por la gracia recibida.

Las horas se suceden, llenando la mañana y la primera tarde, mientras el humo de la carne tostada despierta los reflejos condicionados de los comensales. La salivación anticipada apura sus ansias por llenar la mesa de los acompañamientos multicolores.

Reunidos alrededor de la mesa, los vasos vuelan, los cubiertos y los platos pasan de mano en mano, cargados del trabajo inadvertido y del esfuerzo que solo se puede hacer con amor. Allí, en cada bocado, se encuentra una parte del ser, del espíritu, del alma; la cual será el alimento. El primer bocado genera una pausa de silencio entre el bullicio, y la sonrisa que se dibuja en el rostro de cada comensal penetra profundamente en el alma del cocinero, quien por fin puede sentarse a la mesa y compartir el bullicio de las charlas amigas.

Los años pasarán y cada uno de ellos extrañará cada segundo de esa mesa familiar, llena de recuerdos y sabores que nunca se borrarán de sus mentes ni de sus corazones.

Ciencia Olvidada (Corregido)

He trabajado muchísimos años de mi profesión. Una, como tantas otras, que pasa inadvertidas por la mayoría de las personas. Incluso muchos proliferan sus burlas contra mí y mis colegas. La consideran inservible, sin sentido. “Una pérdida de tiempo”, tal como dijo mi padre cuando se enteró, hace 132 años atrás, que había decidió dedicarle mi vida.

Como podría transmitirle lo apasionante que puede ser el estudio de las lenguas antiguas, lenguas extintas y otras manifestaciones idiomáticas de nuestra historia. Somos, sin lugar a duda, nuestro lenguaje. Aún sin aprobación alguna, hoy ostento el título de Doctor en filología y lingüística.

 

Es verdad, que no suele llevarnos a grandes aventuras, ni a lugares exóticos… aunque una vez tuve la suerte de ver, con mis propios ojos, escritura hierática en un papiro auténtico durante un viaje de investigación a El Cairo. Y sí, seguramente te preguntaras: fue gratificante para mi espíritu poder leer y entender el mensaje de alguien que ha vivido hace muchos miles de años. Un lazo que atraviesa el tiempo, transciende a los pueblos y la vida misma.

 

Mi trabajo solía ser como la de un filólogo habitual. Como siempre había de ocurrir, el líder de un equipo de expediciones, por lo general antropólogos, solían traer a mi oficina de la universidad los escritos que debía interpretar y traducir. La dedicación y la pericia que me caracterizaba era vox populi. Por eso, ese día, un paradójico invierno de clima estival, me entregaron aquellas tablillas de arcilla que databan del año 4 mil antes de la era común, según manifestaba el informe. No correspondían, en primer lugar, a ninguna lengua conocida por el hombre. Sus grafemas lucían todos muy similares con apenas unas diferencias imperceptibles para el ojo desnudo; y aun observándolo con mis instrumentos. Si no hubiera sido por mi gran experiencia y dos años de meticuloso trabajo con cada uno de los símbolos jamás hubiera logrado decodificarlo. Ya que la estructura y los grafemas guardaban una muy distante semejanza a la combinación de algunas lenguas en las que me había especializado. Y, para que negarlo, un poco de intuición y otro tanto de suerte, fueron de vital importancia.

 

Aún revelada la lengua, el texto carecía de total sentido; lo que me hizo dudar de mi avance. No fue, sino hasta 8 meses después, que como si de un rompecabezas se tratase, reordené las palabras en cientos de miles de combinaciones posibles. Dejándome 15 escritos coherentes distintos.

Pero uno llamó mi atención, me cautivó. Una serie de instrucciones que permitiría tomar años de vida de una persona para dárselos a otra. Cuando lo leí me pareció emocionante… y a su vez inverosímil, que se trataba de una superstición o conjuro mágico. Créanme, cuando lean las páginas de este diario, que no era magia alguna sino la más estricta ciencia. Ciencia olvidada, de un pueblo jamás descubierto.

 

Devolví las tablillas a quienes debía no sin antes modificar apenas con unos puntos los grafemas que contenían; por si acaso alguien lograba, como yo, descifrarlo. Informé que no había, allí, ningún mensaje, que se trataba de adornos, figuras decorativas, argumentando la similitud casi idéntica de los símbolos, para desalentar futuros intentos

 

Comencé a realizar los experimentos pertinentes hasta que finalmente desarrollé la técnica de las tablillas. Fue con pequeños animalitos con quienes ensayé las primeras pruebas. Hubo muchos intentos, muchos fracasos. Pero soy obstinado; no me rindo fácilmente. Comenzaron los primeros resultados nada útiles pero alentadores. Las instrucciones no se trataban de mentiras.

Al cabo de 4 años logré controlarlo de forma completa y absoluta: obtenía casi la totalidad de años de vida disponibles de un ser para dárselos a otro de exactamente de la misma edad. Y ante mis ojos, el estupor, los veía rejuvenecer hasta transformarse en pequeños bebés… y envejecer hasta hacerse polvo para desvanecerse en el aire.

Entre mis manos se encontraba una fuerza tan poderosa que ningún hombre podría imaginar… Una fuerza tan absoluta con potencial enorme de cambiarlo todo.

 

Soy consciente que no es más que una herramienta en las manos de quien la posea. Una herramienta que podría acarrear hermosas consecuencias.

Una sociedad en que se podría compartir años de vida con las mujeres y los hombres más destacados: miles de personas dando tan solo unas horas de vida. Me he imaginado a los grandes genios de la humanidad reunidos en la misma mesa: Agustín de Hipona conversando con Voltaire, Fermat con Arquímedes… las posibilidades, sin fin.

La motivación de ser alguien notable sería enorme; todos perseguirían el sueño de la vida eterna. Madres sacrificando su vida en pos de su hijo bienamado a punto de morir. Enamorados que comparten sus años entre ellos y ,así, llegar juntos a la muerte sin padecer la ausencia dolorosa de la perdida.

 

Meditando en los festines de la historia del hombre, me encontré con la desazón. Recordando que aquel que trabaja por una recompensa económica no está haciendo otra cosa que cambiar tiempo de su vida por dinero. Pude aceptar, con mucha desolación, que la vida podría transformarse en un bien de cambio. Los gobernantes podrían pretender cobrar impuestos en años. Podrían existir secuestros y personas arrebatadas, a quienes les habrían de robar sus años de vida. Podrían existir asesinatos en masa de pueblos enteros como si de un arma se tratase. La corrupción y la codicia serían las mismas de siempre pero con la salvedad que las personas oscuras hoy pueden morir… y con este poder, sin precedentes, la oscuridad cubriría para siempre a la humanidad.

 

Por todo esto, he decidido no liberar a este ángel o demonio. Si bien, yo mismo he robado algunos días a muchas personas, lo hice por un bien mayor. Hace 80 años que soy el protector de este secreto. No permitiré que caiga en las manos inapropiadas.

Cuando la humanidad esté preparada entregaré este poder. Así terminará esta agotadora eternidad que me apesadumbra. Y podré descansar al fin.

 

Jorge Kagiagian


Te odio porque te amo



Te odio
porque te amo
 
Te odio porque no estás 
y sigues aquí
porque te extraño...
y quiero que te vayas
 
Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más
 
Habré siempre de odiarte
tal como he sabido amarte 
 
No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio cruel…
 
Conozco el sonido de tu voz
Engaño y muerte 
con sabor a esperanza
 
En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así mi verdad
no has conocido 
 
Odio los miedos 
las preguntas sin respuestas
las respuestas sin preguntas
 
sobre todo
a quien más odio
es a mi reflejo...
es a mi sombra…
Lo que soy a tu lado
Lo que sin tu calor
 
Me odio
por callar estas palabras
mientras traiciono tu amor 
esa es la única verdad.
 
Jorge Kagiagian
 
Te odio





























porque te amo

Te odio porque estás 
y no estás
porque te extraño...
y quiero que te vayas

Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más

Habré siempre de odiarte
tal como he sabido amarte 

No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio…
tan cruel
como el sonido de tu voz
Engaño y muerte 
con sabor a dulce esperanza

En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así mi verdad
no has conocido 

Odio los miedos 
y las preguntas sin respuestas
Pero sobre todo
a quien mas odio es a mi mismo

Me odio
por callar estas palabras
mientras traiciono tu amor 
esa es la única verdad.

Jorge Kagiagian
















Te odio
porque te amo

Te odio porque estás 
y no estás
porque te extraño...
y quiero que te vayas

Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no

Te amo
Porque quiero que seas mía
y de nadie mas

Siempre habré de odiarte
de la misma forma 
habré de amarte 

No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio…
tan cruel
como el sonido de tu voz
engaños y muerte que suenan 
a vida y esperanza

En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así no has conocido mi verdad

Te amo... por todo
Y me odio 
por no poder darte mi amor
por no saber como amarte
me odio 
por callar estas palabras
esa es la única verdad....

Jorge Kagiagian

Vertiendo mi dolor

Tomaré tu cuerpo bruscamente
con toda mi violencia 
Sacando toda la bronca que siento
todo este enojo

Gritarás de placer
cuando te penetre mil veces
mientras te doy vueltas en la cama 
y te retuerces mil veces más

Eres

Eres bella
inteligente
buena persona
tan dulce
y complicada.
Nunca serás mía

Abrazos



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, hasta el día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian

Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latir de su corazón.


Jorge Kagiagian





Hasta no hace mucho tiempo no disfrutaba de los abrazos
Un día una mujer me enseñó como deben ser recibidos...
Es, al día de hoy, que aún la maldigo.
No dejo de extrañar el latido de su corazón.

La caja de besos

Hace algún tiempo atrás, una niñita tomó unas cintas y muchos papeles de colores. Con una tijera recortó un pedazo de la cortina de la casa. Muy tierna trabajaba con mucho esfuerzo sobre todos aquellos elementos.

Spaghetti

Ámame como un spaghetti a su salsa
cúbreme con el amor de tu mente rallada
Deseo entrar en ti
nutrir tu cuerpo
tu corazón
tus deseos
y los sueños de tu alma

Jorge Kagiagian

Maldice el día que me has conocido



Maldice el día que me has conocido.

¿Qué quieres?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Soy decepción,
un espejismo,
una mentira,
una ilusión,
un timador,
un amable traidor.

Mis palabras
sonarán sinceras,
gozaré tu cuerpo,
y tú, mis caricias,
indistintas al amor.
Seremos felices,
sabrosa traición.

Vive la farsa,
y luego escapa.
¡Corre! ¡Huye!
No mires atrás…
En tu nuca
el miedo tiembla.
¡Corre! ¡Huye!
¡Y jamás regreses!

Jorge Kagiagian.



¿Qué te gustaría?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Su boca era veneno


Él sabía que su boca era veneno
Un beso suyo
detendría el tiempo y su vida.
Aun así fue por ella
Innumerables noches pasaron.
Viajando, buscando, rastreando
Demasiadas

Inmóvil



La esperanza en recuerdos muertos,
las tristezas por el tiempo acalladas,
sin sonrisas, sin lágrimas…
Sólo la frialdad de una noche que no tiene fin.

Inmóvil, aguardo el amanecer.

Jorge Kagiagian


Versión 3


Inmóvil

La esperanza en recuerdos muertos,
las tristezas por el tiempo acalladas,
sin sonrisas, sin lágrimas…
Sólo la frialdad de una noche sin final.

Inmóvil, aguardo el amanecer.

Jorge Kagiagian



La esperanza en recuerdos muertos
las tristezas por el tiempo acalladas
Sin sonrisas, sin lagrimas…
Sólo la frialdad de una noche sin final

El deseo de matar

El deseo de matar se apoderó de mí…
yo no quería hacerlo pero aun así ocurrió

Ella ocultaba lo que por derecho era mío…
patee tantas veces su cabeza hasta que, al fin, estalló
revolví su cerebro y no encontré lo que callaba…

Nena Racista

Tu indiferencia, Tus rechazos, Tus insultos, Tu inmundicia
Todas tus mierdas: caprichos de un alma roñosa…

¿Quién te creés que sos? ¿A quién le ganaste?

Los años, ni la enfermedad te van discriminar…
no te van a segregar, ni a marginar...

Mi vida sin ti









Mi vida sin ti


Ver las manchas de humedad del techo

de mi habitación,

entretiene mis mañanas.

Así de aburrida es mi vida...


Oír el viento silbar,

sacudiendo los árboles,

ver las hojas caer,

amarillas, secas,

devora mis tardes.

Así de nostálgica es...


Contemplar el reloj viejo,

mover sus agujas pausadas,

al son de la monotonía triste de un tic tac

acompaña mis noches.

Así de solitaria...


Cada día, leer tu poesía, tus cartas,

revivir la voz de cada palabra del amor que ya no sientes,

alegra mis desvelos.

Así de absurda...

Así de absurda es mi vida...

mi vida sin ti...


Jorge Kagiagian







Ver el techo estropeado
machado de humedad
entretiene mis mañanas
así de aburrida es mi vida…

Un sueño tuve




Un sueño tuve y una mañana desperté
Tenía rostro de ángel y cuerpo de mujer
La mesa desbordaba mientras la cuna mecía
Al amanecer, se esfumó, el sueño murió
y, mañana, a despertar, yo, no volveré.

Historia de un Globo

Mientras una niña y su madre paseaban por el parque, un vendedor ambulante, como artimaña de venta, le ofreció un globo a la niña. La madre enojada, por la actitud impetuosa del vendedor, tomó a su hija del brazo y la levantó en el aire alejándola de ese lugar.  Como los niños son niños, comenzó a llorar desconsolada. Hizo tal berrinche que la madre, resignada, terminó comprándole uno. La niña, mientras secaba sus ojos, elegía entre las diferentes variedades. Se decidió por uno con forma de corazón de color rojo platinado.  El vendedor hizo un nudo corredizo y lo puso en su muñeca.

Humor Incorrecto


Hoy será otra noche más en este escenario, luego de una larga ausencia. Ya conozco de memoria cada centímetro, cada rugosidad de sus tablas, la acústica de cada punto.
Mi asistente siempre dispone los elementos de la misma exacta manera. En el medio, justo en el medio una banqueta y a mi derecha una mesita, sobre ella, un vaso con agua gasificada. El micrófono y su pie, a la altura de mi barbilla.
La luces intensas elevan la temperatura de mi piel por eso llevo, en el bolsillo trasero de mis pantalones, un pañuelo que uso para secar el sudor de mi frente.  El pañuelo del bolsillo frontal del saco sólo tiene la finalidad de hacerme lucir elegante; al igual que mis anteojos ahumados. Es importante verse bien sobre un escenario. Cualquier elemento que no forme parte del espectáculo, que pueda actuar de distractor debe ser eliminado.  Sólo el público y yo en una relación auténtica que derrumba la cuarta pared.

Inalcanzable

Derrumbaría
lo que he construido
por una mirada suya

Inalcanzable (original obsoleto)

Derrumbaría todo lo que construido
Rechazaría todo en lo que he creído
Lo daría todo para estar a tu lado
Para estar a tu lado, en silencio
imaginando que me amas como yo te amo a ti.

Carta Para Tu Alma Buena

Las ansias de besarte vienen impetuosas pero tus besos, antes perfectos, hoy saben a dudas. Tu cuerpo hermoso cubierto está por un evidente velo de silencios y enredadas falsedades.
Percibo a mi lado la pesadez implacable de tu ausencia ¿Pero cómo habría de estar junto a ti, si el misterio ronda cual espectro maldito ahuyentando los milagros que hemos sabido conseguir?

A Simple Vista Iguales (versión breve)

Apoyar los labios sobre los de otra persona no es un beso
Rodear con los brazos a otro no es un abrazo
Una gota de los ojos no es una lágrima

A Simple Vista Iguales

Apoyar los labios sobre los de otra persona no es un beso
Rodear con los brazos a otro no es un abrazo
Una gota de mis ojos no es una lágrima

Indeleble Sonrisa


Pienso y extraño
su indeleble sonrisa
Jamás dijo adiós
partió para nunca regresar
como los años felices
de mi vieja juventud

Soles

Soles, cometas, estrellas, los astros todos. Y con ellos, este amor. Amor que navega entre brumas. Navega en silencio, en total silencio sin que nadie se percate de ello jamás. Amor que vive, muere y vuelve a la vida porque ese ha sido el precio que siempre habrá de pagar.

Espejos ciegos

Laberinto de espejos
Esquizofrenia
Trincheras de guerra
Silencio sombrío
Una canoa tambaleando

¿y tú... Como te sientes?

Jorge Kagiagian

Modificación de algo que encontré en Internet que no recuerdo el nombre de la autora:


Ciencia Olvidada

He trabajado muchísimos años de mi profesión. Una, como tantas otras, que pasa inadvertidas por la mayoría de las personas. Incluso muchos alzan sus burlas contra mí y mis colegas. La consideran inservible, sin sentido. “Una pérdida de tiempo”, tal como dijo mi padre cuando se enteró, hace 132 años atrás, que había decidió estudiarla.
Como podría transmitirle lo apasionante que puede ser el estudio de las lenguas antiguas, lenguas extintas y otras manifestaciones idiomáticas de nuestra historia. Somos, sin lugar a duda, nuestro lenguaje. Aun sin aprobación alguna, hoy ostento el título de Doctor en filología y lingüística.

Es verdad, que no suele llevarnos a grandes aventuras, ni a lugares exóticos… aunque una vez tuve la suerte de ver, con mis propios ojos, escritura hierática en un papiro auténtico durante un viaje de investigación a El Cairo. Y sí, seguramente te preguntaras: fue gratificante para mi espíritu poder leer y entender el mensaje de alguien que ha vivido hace muchos miles de años.

Mi historia no fue la de un filólogo habitual. Como siempre había de ocurrir, el líder de un equipo de expediciones, por lo general antropólogos, solían traer a mi oficina de la Universidad los escritos que debía interpretar y traducir. La dedicación y la pericia que me caracterizaba era vox populi. Por eso, ese día, un paradójico invierno de clima estival, me entregaron aquellas tablillas de arcilla que databan del año 4 mil antes de la era común, según manifestaba el informe. No correspondían, en primer lugar, a ninguna lengua conocida por el hombre. Sus grafemas lucían todos muy similares con apenas unas diferencias imperceptibles para el ojo desnudo; y aun observándolo con mis instrumentos. Si no hubiera sido por mi gran experiencia y dos años de meticuloso trabajo con cada uno de los símbolos jamás hubiera logrado decodificarlo. Ya que la estructura y los grafemas guardaban una muy distante semejanza a la combinación de algunas lenguas en las que me había especializado. Y, para que negarlo, un poco de intuición y otro tanto de suerte, fueron de vital importancia.

Aun revelada la lengua, el texto carecía de total sentido; lo que me hizo dudar de mi avance. No fue, sino hasta 8 meses después, que como si de un rompecabezas se tratase reordené las palabras en cientos de miles de combinaciones posibles. Dejándome 15 escritos coherentes distintos.
Pero uno llamó mi atención, me cautivó. Una serie de instrucciones que permitiría tomar años de vida de una persona para dárselos a otra. Cuando lo leí me pareció emocionante… y a su vez inverosímil, que se trataba de una superstición o conjuro mágico. Créanme, cuando lean las páginas de este diario, que no era magia alguna sino la más estricta ciencia. Ciencia olvidada, de un pueblo jamás descubierto.

Devolví las tablillas a quienes debía no sin antes modificar apenas con unos puntos los grafemas que contenían; por si acaso alguien lograba, como yo, descifrarlo. Informé que no había, allí, ningún mensaje, que se trataba de adornos, figuras decorativas, basándome en la similitud casi idéntica de los símbolos, para desalentar futuros intentos

Comencé a realizar los experimentos pertinentes hasta que finalmente desarrollé la técnica de las tablillas. Fue con pequeños animalitos con quienes ensayé las primeras pruebas. Hubo muchos intentos, muchos fracasos. Pero soy obstinado; no me rindo fácilmente. Comenzaron los primeros resultados nada útiles pero alentadores. Las instrucciones no se trataban de mentiras.
Al cabo de 4 años logré controlarlo de forma completa y absoluta: obtenía casi la totalidad de años de vida disponibles de un ser para dárselos a otro de exactamente de la misma edad. Y ante mis ojos, el estupor, los veía rejuvenecer hasta transformarse en pequeños bebés… y envejecer hasta hacerse polvo para desvanecerse en el aire.
Entre mis manos se encontraba una fuerza tan poderosa que ningún hombre podría imaginar… Una fuerza tan absoluta que tiene el enorme potencial de cambiarlo todo.

Aun así, soy consiente que no es más que una herramienta en las manos de quien la posea. Una herramienta que podría acarrear hermosas consecuencias.
Una sociedad en que se podría compartir años de vida con las mujeres y los hombres más destacados: miles de personas dando tan solo unas horas de vida. Me he imaginado a los grandes genios de la humanidad reunidos en la misma mesa: Agustín de Hipona conversando con Voltaire, Fermat con Arquímedes… las posibilidades, sin fin.
La motivación de ser alguien notable sería enorme; todos intentarían ser el mejor. Pienso en madres sacrificando su vida en pos de su hijo bienamado a punto de morir. Enamorados que comparten sus años entre ellos para llegar juntos a la muerte y no tener que vivir el dolor de la ausencia de su compañero de vida.

Meditando en los festines de la historia del hombre, me encontré con la desazón. Recordando que aquel que trabaja por una recompensa económica no está haciendo otra cosa que cambiar tiempo de su vida por dinero. Pude aceptar, con mucha desolación, que la vida podría transformarse en un bien de cambio. Los gobernantes podrían pretender cobrar impuestos en años. Podrían existir secuestros y personas desaparecidas a quienes les habrían de robar sus años de vida. Podrían existir asesinatos en masa de pueblos enteros como si de un arma se tratase. La corrupción y la codicia serían las mismas de siempre pero con la salvedad que las personas obscuras hoy pueden morir… y con este poder, sin precedentes, la obscuridad cubriría para siempre a la humanidad.

Por todo esto, he decidido no liberar a este ángel o demonio a la humanidad. Si bien, yo mismo he robado algunos días a muchas personas, lo hice por un bien mayor. Hace 80 años que soy el protector de este secreto. No permitiré que caiga en las manos inapropiadas.
Cuando la humanidad esté preparada entregaré este poder. Así terminará esta agotadora eternidad que me apesadumbra. Y podré descansar al fin.

Jorge Kagiagian







¡Claro que sí! Aquí te dejo mi evaluación del cuento:

En términos generales, el cuento es interesante y mantiene al lector enganchado. La narrativa tiene un ritmo adecuado y la trama, aunque no es original, está bien desarrollada. La descripción del personaje principal y su pasión por su profesión están bien construidas, y la trama principal es intrigante.

Sin embargo, hay algunas áreas donde el cuento podría mejorarse. Por ejemplo, la descripción de la técnica de las tablillas y cómo funciona parece demasiado simplista y poco científica. Además, la falta de detalles sobre cómo el personaje logra llevar a cabo la técnica y los posibles efectos secundarios que podrían resultar son un poco decepcionantes. 

También hay algunos detalles que podrían ser más elaborados, como la identidad del pueblo que habría desarrollado la técnica, lo que habría llevado a su desaparición y cómo las tablillas llegaron a las manos del personaje principal.

En general, el cuento tiene un buen comienzo y un desarrollo interesante, pero podría haber sido más explícito en algunas partes. En cualquier caso, es un buen relato que ofrece una interesante perspectiva sobre lo que podría ser el uso de la ciencia y su impacto en la sociedad.



A Toda La Humanidad


Me siento como una copa de cristal que cae de la mesa y ve como el piso se acerca, ve inevitable su destrucción. Ruega por un milagro, sabe que no vendrá, que nada detendrá la caída. Pero es su única esperanza, y se aferra a ella. Cierra los ojos y respira profundo.
Pronuncia las que podrían ser sus últimas palabras:

Viendo la gente pasar

Estoy sentado en la vereda...
Vivo tranquilo, en paz
Nadie me corre, nada me preocupa
Mi cuerpo está sucio, mis pies desnudos
Tengo el pelo pastoso, lleno de criaturas

Nueva Humanidad

Fue una mañana como cualquier otra pero al intentar levantarse se dio cuenta que no podía moverse. Se había pegado a la cama. No importaba cuan fuerte lo intentara; no podía lograrlo.  Estaba allí, con un inmenso peso invisible sobre el pecho… fue su tristeza devenida en depresión que lo condenó a la más hermosa de las cadenas perpetuas.

¿Por qué no me amas?

No me ignores, dime
Aquí estoy ¡Mírame!
Mi mundo 
se fue contigo 
Al menos deja mi dignidad 
regresar 

Ideología versus Ciencia

...entonces una adolescente objetó al prestigioso doctor en biología: "no hay vida desde la concepción". Y al grito de una multitud enajenada, sin formación académica, fueron agredidos los profesionales de la salud quienes huyeron atemorizados.
Sin inhibición alguna, como seres prístinos, descubrieron sus desnudeces y, frente a todos los presentes, defecaron en el suelo de la sala magna. El beneplácito eco de los aplausos del decano resonaron en toda la universidad...

Solo Tú



Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterio.


Y tu alma buena,

obra del padre santo.


Desciendes de la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian


Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterioso.


Y tu alma buena,

obra del Santo Padre.


Contemplo la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian



Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterioso.


Y tu alma buena,

obra del todo creador.


Contemplo la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian



Luna, tu rostro
brillante y enigmática

Estrella, tu cuerpo
radiante y misteriosa