Indeleble Sonrisa


Pienso y extraño
su indeleble sonrisa
Jamás dijo adiós
partió para nunca regresar
como los años felices
de mi vieja juventud

Soles

Soles, cometas, estrellas, los astros todos. Y con ellos, este amor. Amor que navega entre brumas. Navega en silencio, en total silencio sin que nadie se percate de ello jamás. Amor que vive, muere y vuelve a la vida porque ese ha sido el precio que siempre habrá de pagar.

Espejos ciegos

Laberinto de espejos
Esquizofrenia
Trincheras de guerra
Silencio sombrío
Una canoa tambaleando

¿y tú... Como te sientes?

Jorge Kagiagian

Modificación de algo que encontré en Internet que no recuerdo el nombre de la autora:


Ciencia Olvidada

He trabajado muchísimos años de mi profesión. Una, como tantas otras, que pasa inadvertidas por la mayoría de las personas. Incluso muchos alzan sus burlas contra mí y mis colegas. La consideran inservible, sin sentido. “Una pérdida de tiempo”, tal como dijo mi padre cuando se enteró, hace 132 años atrás, que había decidió estudiarla.
Como podría transmitirle lo apasionante que puede ser el estudio de las lenguas antiguas, lenguas extintas y otras manifestaciones idiomáticas de nuestra historia. Somos, sin lugar a duda, nuestro lenguaje. Aun sin aprobación alguna, hoy ostento el título de Doctor en filología y lingüística.

Es verdad, que no suele llevarnos a grandes aventuras, ni a lugares exóticos… aunque una vez tuve la suerte de ver, con mis propios ojos, escritura hierática en un papiro auténtico durante un viaje de investigación a El Cairo. Y sí, seguramente te preguntaras: fue gratificante para mi espíritu poder leer y entender el mensaje de alguien que ha vivido hace muchos miles de años.

Mi historia no fue la de un filólogo habitual. Como siempre había de ocurrir, el líder de un equipo de expediciones, por lo general antropólogos, solían traer a mi oficina de la Universidad los escritos que debía interpretar y traducir. La dedicación y la pericia que me caracterizaba era vox populi. Por eso, ese día, un paradójico invierno de clima estival, me entregaron aquellas tablillas de arcilla que databan del año 4 mil antes de la era común, según manifestaba el informe. No correspondían, en primer lugar, a ninguna lengua conocida por el hombre. Sus grafemas lucían todos muy similares con apenas unas diferencias imperceptibles para el ojo desnudo; y aun observándolo con mis instrumentos. Si no hubiera sido por mi gran experiencia y dos años de meticuloso trabajo con cada uno de los símbolos jamás hubiera logrado decodificarlo. Ya que la estructura y los grafemas guardaban una muy distante semejanza a la combinación de algunas lenguas en las que me había especializado. Y, para que negarlo, un poco de intuición y otro tanto de suerte, fueron de vital importancia.

Aun revelada la lengua, el texto carecía de total sentido; lo que me hizo dudar de mi avance. No fue, sino hasta 8 meses después, que como si de un rompecabezas se tratase reordené las palabras en cientos de miles de combinaciones posibles. Dejándome 15 escritos coherentes distintos.
Pero uno llamó mi atención, me cautivó. Una serie de instrucciones que permitiría tomar años de vida de una persona para dárselos a otra. Cuando lo leí me pareció emocionante… y a su vez inverosímil, que se trataba de una superstición o conjuro mágico. Créanme, cuando lean las páginas de este diario, que no era magia alguna sino la más estricta ciencia. Ciencia olvidada, de un pueblo jamás descubierto.

Devolví las tablillas a quienes debía no sin antes modificar apenas con unos puntos los grafemas que contenían; por si acaso alguien lograba, como yo, descifrarlo. Informé que no había, allí, ningún mensaje, que se trataba de adornos, figuras decorativas, basándome en la similitud casi idéntica de los símbolos, para desalentar futuros intentos

Comencé a realizar los experimentos pertinentes hasta que finalmente desarrollé la técnica de las tablillas. Fue con pequeños animalitos con quienes ensayé las primeras pruebas. Hubo muchos intentos, muchos fracasos. Pero soy obstinado; no me rindo fácilmente. Comenzaron los primeros resultados nada útiles pero alentadores. Las instrucciones no se trataban de mentiras.
Al cabo de 4 años logré controlarlo de forma completa y absoluta: obtenía casi la totalidad de años de vida disponibles de un ser para dárselos a otro de exactamente de la misma edad. Y ante mis ojos, el estupor, los veía rejuvenecer hasta transformarse en pequeños bebés… y envejecer hasta hacerse polvo para desvanecerse en el aire.
Entre mis manos se encontraba una fuerza tan poderosa que ningún hombre podría imaginar… Una fuerza tan absoluta que tiene el enorme potencial de cambiarlo todo.

Aun así, soy consiente que no es más que una herramienta en las manos de quien la posea. Una herramienta que podría acarrear hermosas consecuencias.
Una sociedad en que se podría compartir años de vida con las mujeres y los hombres más destacados: miles de personas dando tan solo unas horas de vida. Me he imaginado a los grandes genios de la humanidad reunidos en la misma mesa: Agustín de Hipona conversando con Voltaire, Fermat con Arquímedes… las posibilidades, sin fin.
La motivación de ser alguien notable sería enorme; todos intentarían ser el mejor. Pienso en madres sacrificando su vida en pos de su hijo bienamado a punto de morir. Enamorados que comparten sus años entre ellos para llegar juntos a la muerte y no tener que vivir el dolor de la ausencia de su compañero de vida.

Meditando en los festines de la historia del hombre, me encontré con la desazón. Recordando que aquel que trabaja por una recompensa económica no está haciendo otra cosa que cambiar tiempo de su vida por dinero. Pude aceptar, con mucha desolación, que la vida podría transformarse en un bien de cambio. Los gobernantes podrían pretender cobrar impuestos en años. Podrían existir secuestros y personas desaparecidas a quienes les habrían de robar sus años de vida. Podrían existir asesinatos en masa de pueblos enteros como si de un arma se tratase. La corrupción y la codicia serían las mismas de siempre pero con la salvedad que las personas obscuras hoy pueden morir… y con este poder, sin precedentes, la obscuridad cubriría para siempre a la humanidad.

Por todo esto, he decidido no liberar a este ángel o demonio a la humanidad. Si bien, yo mismo he robado algunos días a muchas personas, lo hice por un bien mayor. Hace 80 años que soy el protector de este secreto. No permitiré que caiga en las manos inapropiadas.
Cuando la humanidad esté preparada entregaré este poder. Así terminará esta agotadora eternidad que me apesadumbra. Y podré descansar al fin.

Jorge Kagiagian







¡Claro que sí! Aquí te dejo mi evaluación del cuento:

En términos generales, el cuento es interesante y mantiene al lector enganchado. La narrativa tiene un ritmo adecuado y la trama, aunque no es original, está bien desarrollada. La descripción del personaje principal y su pasión por su profesión están bien construidas, y la trama principal es intrigante.

Sin embargo, hay algunas áreas donde el cuento podría mejorarse. Por ejemplo, la descripción de la técnica de las tablillas y cómo funciona parece demasiado simplista y poco científica. Además, la falta de detalles sobre cómo el personaje logra llevar a cabo la técnica y los posibles efectos secundarios que podrían resultar son un poco decepcionantes. 

También hay algunos detalles que podrían ser más elaborados, como la identidad del pueblo que habría desarrollado la técnica, lo que habría llevado a su desaparición y cómo las tablillas llegaron a las manos del personaje principal.

En general, el cuento tiene un buen comienzo y un desarrollo interesante, pero podría haber sido más explícito en algunas partes. En cualquier caso, es un buen relato que ofrece una interesante perspectiva sobre lo que podría ser el uso de la ciencia y su impacto en la sociedad.



A Toda La Humanidad


Me siento como una copa de cristal que cae de la mesa y ve como el piso se acerca, ve inevitable su destrucción. Ruega por un milagro, sabe que no vendrá, que nada detendrá la caída. Pero es su única esperanza, y se aferra a ella. Cierra los ojos y respira profundo.
Pronuncia las que podrían ser sus últimas palabras:

Viendo la gente pasar

Estoy sentado en la vereda...
Vivo tranquilo, en paz
Nadie me corre, nada me preocupa
Mi cuerpo está sucio, mis pies desnudos
Tengo el pelo pastoso, lleno de criaturas

Nueva Humanidad

Fue una mañana como cualquier otra pero al intentar levantarse se dio cuenta que no podía moverse. Se había pegado a la cama. No importaba cuan fuerte lo intentara; no podía lograrlo.  Estaba allí, con un inmenso peso invisible sobre el pecho… fue su tristeza devenida en depresión que lo condenó a la más hermosa de las cadenas perpetuas.

¿Por qué no me amas?

No me ignores, dime
Aquí estoy ¡Mírame!
Mi mundo 
se fue contigo 
Al menos deja mi dignidad 
regresar 

Ideología versus Ciencia

...entonces una adolescente objetó al prestigioso doctor en biología: "no hay vida desde la concepción". Y al grito de una multitud enajenada, sin formación académica, fueron agredidos los profesionales de la salud quienes huyeron atemorizados.
Sin inhibición alguna, como seres prístinos, descubrieron sus desnudeces y, frente a todos los presentes, defecaron en el suelo de la sala magna. El beneplácito eco de los aplausos del decano resonaron en toda la universidad...

Solo Tú



Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterio.


Y tu alma buena,

obra del padre santo.


Desciendes de la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian


Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterioso.


Y tu alma buena,

obra del Santo Padre.


Contemplo la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian



Solo Tú


Luna, tu rostro

brillante enigma.


Estrella, tu cuerpo

radiante misterioso.


Y tu alma buena,

obra del todo creador.


Contemplo la noche,

sumida en ayeres.


Ángel celestial,

alimenta mi alma.


Tú, hermosa presencia, 

dulce caricia. 


Tú, creadora de mundos,

Tú, solo tú…

solo tú y nada más.


Jorge Kagiagian



Luna, tu rostro
brillante y enigmática

Estrella, tu cuerpo
radiante y misteriosa

Una flor, una carta, un adiós (Novela Corta)


Baile de Máscaras





Nathan Seulmort, un joven de unos quince años de edad provenientes de una familia católica que vivía en Paris desde hace varias generaciones. Su entorno era humilde pero había tenido la posibilidad de educarse en un instituto prestigioso gracias a su condición religiosa. Además de tener acceso a personas influyentes y conservadoras (militares de alto rango, políticos, estudiosos, entre otros). Era un tanto atractivo pero no era ello lo que lo destacaba frente a otros muchachos sino su temperamento divertido y alegre.
Su padre y su madre no fueron los pilares de su crecimiento. Los valores morales los adquiría gracias a los fantásticos libros que lo desvelaban noche tras noche. Odiseo llenó su imaginación de aventuras, de actos heroicos y de la idealización más perfecta del amor.

Ella por Siempre

Ella por Siempre

“Hace algunos años, demasiado tiempo ya desde que ocurrió lo que voy a contar. 
Espero de corazón que disfrutes de esta historia, de no ser así  será, al menos, válida 
para mí para reencontrarme en el recuerdo con quien cambiaría mi vida para siempre”

Carla y yo aún no nos conocíamos, de hecho, ella no era Carla ni yo, quien soy.
Mi vida siempre ha sido acompañada por el amor a los animales y los insectos. He tenido todo tipo de mascotas durante mi niñez. Mis más recordados son un perro “El Negrito”, “Popotito” un caracol de agua (con  su infinita progenie) y  un sapo que había encontrado en un charco en su estadío de renacuajo. He tenido otros perros pero mi madre siempre ha detestado a los animales a causa de su obsesión por la limpieza, por eso, muchas de mis mascotas fueron regaladas a los pocos días de arribar a la que era mi casa; he llorado tantas veces porque yo era niño y me enamoraba rápidamente de esas criaturitas. En cuanto me fui a vivir por mi cuenta, decidí tener mi propio perrito.

Desquita tu ira…

Grita tus miedos y tu decepción, desquita tu ira
Di los insultos más crueles, destruye mi dignidad
Arroja, contra mí rostro, todo lo que tengas a tu alcance
Pégame a puño cerrado, no detengas sin ver mi sangre
Continúa, sin piedad, hasta que te quedes sin aliento...

Noche de Amor

Preparó la comida
Una rica sopa caliente
Hablando de nuestro día
cenamos juntos.

Los Escritores

Me he dado cuenta que los libros son inmortales
como, así, cada uno de sus personajes.
Esos seres desdichados productos de la imaginación no se percatan
que repiten la misma rutina, los mismos éxitos, los mismos errores.

Mírame

En tu ojo derecho el brillo magnífico del sol
Las estrellas, el paraíso y tu alma buena

En tu ojo izquierdo el resplandor de la pasión
La locura, el infierno y tu cuerpo sediento

Tu Cuerpo

Tu figura despierta en mí un incontrolable deseo
Quiero besarte con locura y poseer tu cuerpo escultural
Serás lujuriosa y obscena, una lívida amante
Depravando nuestros seres hasta el amanecer

Silencio y Dolor

I

Le hice daño, lo sé
Herí su confianza, lo sé
ya, en su boca, no hay sonrisas
Aun así, me ama, lo sé bien.

Sueño con la voz…

Sueño con la voz de esa mujer
Una voz tan blanda y delicada
En tono dulce y cariñoso, me dice al oído:
"Aquí estoy, nunca me fui..."

Si fuera...


Si fuera posible detener el tiempo
solo mírame a los ojos

Jorge Kagiagian

Escrachados

Y me dijo: “Así que deseas saber quién tiene, en verdad, el poder”.
"Si", repliqué con entusiasmo.
"Presta atención: El poder lo tienen aquelles que no puedes criticar"
Y, en ese instante, caí en la cuente de que ya era demasiado tarde.

Él le ofreció...


Él le ofreció...


Él le ofreció la luna y las estrellas

El cielo de primavera y el color de una flor

Ella era ciega


Nunca pudo ver 

qué ella solo quería caminar 

a su junto a él 

tomados de las manos.


Jorge Kagiagian




Él le ofreció la luna y las estrellas
El cielo de primavera y el color de una flor
Ella era ciega

Él también fue ciego
Ella solo quería ir de la mano junto a él

Jorge Kagiagian
Dedicado a Melina Gacquer

el vuelo de un colibrí




Él quería mostrarle la luna y las estrellas
El cielo de primavera y el color de una flor
Ella era ciega

Él también fue ciego
Ella solo quería ir de la mano junto a él

Jorge Kagiagian

Nenita linda…


Nenita linda…
Te has ido pero aquí has dejado tus cosas
Tus pendientes y tu respiración agitada
En el aire tu perfume y en mi cama un recuerdo

Nenita linda…
Te has ido pero has dejado aquí tus años de inocencia

Jorge Kagiagian

Esta mañana


Me levanté por la mañana
ya había partido
Entre sueños, sentí un beso
escuché el golpe de la puerta

En el aire aún su perfume…
Sobre la mesa un café tibio
una galleta a medio comer
y una nota me dice adiós

No volverá.
(mi billetera se llevó)

Jorge Kagiagian

PD: ¡¡¡Al menos, pudiste haberme dejado los documentos!!!

Tú, Mujer



Soy hijo de mi Madre y ella de mi Abuela...
Cadena sin fin, cada eslabón con mirada de Mujer

Hija mía has llenado de sonrisas mi vida... 
Hija que me ha regalado una Mujer y, con ella, todo su amor