En un lejano tiempo, en un distante lugar.
Un joven apuesto entra en aquella ciudad...
Orgulloso y desafiante, con impertinente actitud proclamaba ser el dueño del corazón más bello de todo el oriente medio. Abría su pecho y lo ostentaba. Era cierto… cuan hermoso en forma, color y en todos los aspectos posibles.
Cada persona que competía con él resultaba vencida, ya que la hermosura de su corazón era magnifica, única.
Un anciano, doblado por los años… la experiencia había acercado su frente al piso.
Se aproxima al joven y le dice "no sé si mi corazón es el más bello de todos, pero aún así quiero compararlo con el tuyo". Él aceptó risueño y burlesco.
El anciano abrió su pecho, y lo mostró.
Estaba lleno de cicatrices, agujereado, con pedazos de otro corazones, rejuntes de vaya a saber que otras cosas... era repulsivo para la vista del hombre. El joven, por supuesto, río... y le mostró orgullosamente al anciano el suyo perfecto.
El anciano, lo miró y dijo:”que pena hijo mío. ¡Que corazón más pobre tienes!”.
-¡¿Como pobre?! Pregunto el joven atónito.
-Claro, observa mi corazón, cada cicatriz es un amor que no fue. Cada pedazo que le falta es un pedazo de mí que compartí y cada pedazo de otro corazón que ves, es cada vez que fui amado. El amor, hijo mío, es el único juego que pierdes, simplemente por rehusarte a jugarlo.
El joven estupefacto entendió cual era el fin de su corazón y tomando un cuchillo, entre lágrimas de emoción corto un pedazo del suyo y tapo un agujero del añejado corazón del sabio anciano... quien hizo lo mismo con él.
Jorge Kagiagian
Trama original de una historia de autor anónimo.
"El amor es el único juego que pierdes, simplemente por rehusarte a jugarlo." Johann Wolfgang von Goethe
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