Mi mente se rinde a tu recuerdo inevitable,
Sumido al miedo y la ansiedad
a los ensueños de amante y mujer.
Recorro tu cabello, respiro tu perfume y feminidad.
Rostros emocionados, el aguamiel recorre tu cara
y, en el abrazo, humedecen mis mejillas.
Frente a frente tu mirar arremetido delata tus secretos.
Cómo detenerme si mi voluntad no me pertenece.
si tu pecho contra el mío fue la revancha soñada.
La prisa resbala tu ropa y viste el suelo
Soy cautivo de tu desnudez que se rebela delicada y milagrosa
como sublime obra del creador.
Tímidamente alcanzo tu piel tan suave, tan leve.
Tus labios saben a hechizos…
Labios que se pierden en los cuellos y en tus pechos
Besos que desean tu vientre y más.
En tus mejillas nacen rosas de pétalos pintados
un hondo suspiro escapa fugitivo.
En tus ojos, mi reflejo.
Las caricias escriben historias sobre el lecho infinito
Mi cuerpo sobre el tuyo como ladrón impute de tu niñez
Almas conjugadas en deseo y fantasías
Poco a poco, la pasión se rebela y profesa su virtud
Prisioneros agitados y estremecidos.
Siento tu ardor, sientes mi fervor
El tiempo inmóvil víctima del abrazo final
que nos quema iluminando la noche eterna.
Yacemos en un lecho completo de paz.
Los brazos rodean nuestros cuerpos
No existen palabras, sólo miradas
miradas cansadas que se cierran lentamente.
El amanecer abre mis ojos que se posan sobre tu rostro sereno
te miran hechizados y descubren en ti
la perfecta definición del amor.
Sumido al miedo y la ansiedad
a los ensueños de amante y mujer.
Recorro tu cabello, respiro tu perfume y feminidad.
Rostros emocionados, el aguamiel recorre tu cara
y, en el abrazo, humedecen mis mejillas.
Frente a frente tu mirar arremetido delata tus secretos.
Cómo detenerme si mi voluntad no me pertenece.
si tu pecho contra el mío fue la revancha soñada.
La prisa resbala tu ropa y viste el suelo
Soy cautivo de tu desnudez que se rebela delicada y milagrosa
como sublime obra del creador.
Tímidamente alcanzo tu piel tan suave, tan leve.
Tus labios saben a hechizos…
Labios que se pierden en los cuellos y en tus pechos
Besos que desean tu vientre y más.
En tus mejillas nacen rosas de pétalos pintados
un hondo suspiro escapa fugitivo.
En tus ojos, mi reflejo.
Las caricias escriben historias sobre el lecho infinito
Mi cuerpo sobre el tuyo como ladrón impute de tu niñez
Almas conjugadas en deseo y fantasías
Poco a poco, la pasión se rebela y profesa su virtud
Prisioneros agitados y estremecidos.
Siento tu ardor, sientes mi fervor
El tiempo inmóvil víctima del abrazo final
que nos quema iluminando la noche eterna.
Yacemos en un lecho completo de paz.
Los brazos rodean nuestros cuerpos
No existen palabras, sólo miradas
miradas cansadas que se cierran lentamente.
El amanecer abre mis ojos que se posan sobre tu rostro sereno
te miran hechizados y descubren en ti
la perfecta definición del amor.
Jorge Kagiagian
Ilustraciones: Gustav Klimt
2 comentarios:
Excelente pieza literaria digna del mejor poeta.Congratulations!
bellisimo.-
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