Oscura melodía (Jorge Kagiagian)


Oscura melodía
fue la confesión de tu desamor.
Palabras punzantes que aún resuenan
lapidando mis sueños y mi vida.

Encuentro Íntimo (Nidia Vidal)

- ¿¡Es que no entiendes!?
- Tú eres quien no entiende, perdóname, no te amo.
- ¿Cómo puedes decir que no me amas después de lo que ha pasado? Nos entregamos mutuamente, fue perfecto, ¿O sólo querías sexo?
- No me mal interpretes. Lo tuvimos pero fue el alcohol lo que apresuró las cosas. No sabía lo que estaba haciendo hasta fue muy tarde. Sabes que si no fuera por eso ni un beso te hubiese dado.

Cruzando mi Ventana (Jorge Kagiagian)


Cruzando mi ventana, te observo tan lejos
tan distante, que triste suspiro y anhelo
desvestir tu belleza mientras los misterios,
y la intriga, desvelan mis noches solitarias.

Cruzando mi ventana, te observo tan cerca.
tan próxima, confieso tocarte y quererte.
Tu ojos, tu cabello, tu cuerpo y tus pechos.
Respiro tu perfume de amante y mujer.

Hoy me visitó un ángel



Hoy me visitó un ángel

Por piedad, se posó de espaldas a mí
y su cuerpo comenzó a girar suavemente,
encandilando todo lo que soy.
Supuse que era mujer por su delicado
y conquistante andar.

Describirla sería siempre una afrenta,
no sólo por la torpeza del lenguaje sino
porque mi fascinación aún perdura.
Solo diré: No podré olvidar su rostro,
se perpetuó como soberana de mis recuerdos más bellos.

Narró mil historias y yo otras mil.
Caminamos durante horas, por paisajes
florecientes de ilusiones.
Quise tomar su mano pero no me atreví.
Sin poder contenerme, pronuncié
las palabras calladas, mis palabras de amor.

Mis manos temblaban torpemente,
no sé cómo, pero la besé y luego se retiró;
mi vista la acompañó hasta el último instante.

Tal vez ella vuelva, es mi más ferviente anhelo.
Ignoro lo que vendrá, no he sabido develarlo.
Pero ¿de qué me serviría conocerlo?
Apenaría mi dicha saber que no es para mí,
que el destino de mis brazos es permanecer
rodeando una dolorosa ausencia.

Tal vez ella sea mi espera alcanzada.
Si así fuese, todo lo que posea,
lo entregaré, porque nada es más hermoso
que el asombro de descubrirlo.

No quiero perder este palpitar.
Escucho sus palabras como notas
musicales entrelazadas,
vibro con su melodía. Tiemblo. Me desespero.
Muero y revivo en cada movimiento.
Mis ojos brillantes revelan mi sentir.
Mis manos siguen temblando.
Estoy envuelto en un maravilloso estupor.

No deseo anticiparme al porvenir,
ni siquiera me interesa pensar o imaginar…
Lo único que me importa
es que hoy me visitó un ángel.

Jorge Kagiagian 




Version interesante 

Hoy me visitó un ángel,
posado de espaldas, su cuerpo girando suavemente,
encantando todo lo que soy.
Supuse que era mujer, por su delicado y conquistante andar.

Pero describirla sería un ultraje,
no solo por la tosquedad del lenguaje,
sino porque mi fascinación aún perdura.
Sólo diré: su rostro es inolvidable,
soberana de mis más hermosos recuerdos.

Narramos mil historias, yo otras mil,
y caminamos durante horas por paisajes
que florecían con ilusión.
Quise tomar su mano, pero no me atreví,
y pronuncié las palabras calladas de mi amor.

Mis manos temblaron torpemente,
no sé cómo, pero la besé,
y luego se retiró; mi vista la siguió hasta el último instante.

Tal vez vuelva, es mi más ferviente anhelo,
ignoro qué vendrá, no he sabido develarlo.
Pero, ¿de qué me serviría conocerlo?
Apenaría mi dicha saber que no es para mí,
que el destino de mis brazos es rodear una dolorosa ausencia.

Pero tal vez ella sea mi espera alcanzada,
y si así fuese, todo lo que poseo
lo entregaré, porque nada es más hermoso
que el asombro de descubrirlo.

No quiero perder este palpitar,
escucho sus palabras como notas
musicales entrelazadas,
vibro con su melodía, tiemblo, me desespero.
Muero y renazco en cada movimiento,
mis ojos brillantes revelan mi sentir.
Mis manos siguen temblando,
estoy envuelto en un maravilloso estupor.

No deseo anticiparme al porvenir,
ni siquiera me interesa pensar o imaginar...
Lo único que me importa es que hoy
me visitó un ángel. 

Versión vieja 
Por piedad, se posó de espaldas a mí
su cuerpo comenzó a girar suavemente
encandilando todo lo que soy.
Supuse que era mujer por su delicado
y conquistante andar.
Describirla sería siempre una afrenta
no sólo por la torpeza del lenguaje sino
porque mi fascinación aún perdura.
Solo diré: No podré olvidar su rostro, se perpetuó
como soberana de mis recuerdos más bellos.

Vivir

Vencido en batalla
resistí al odio y la violencia
enfrenté la vida y la muerte
aún sin tener dios, ni patria que defender.

Enamórame una vez más


Te elevas en la noche blanca
tus pies livianos se apartan del mundo
te alejan de mí, te llevan al edén.
Trato de retenerte, trato de no llorar.

No te vayas, por favor.

Mía

Mi mente se rinde a tu recuerdo inevitable,
Sumido al miedo y la ansiedad
a los ensueños de amante y mujer.
Recorro tu cabello, respiro tu perfume y feminidad.
Rostros emocionados, el aguamiel recorre tu cara
y, en el abrazo, humedecen mis mejillas.
Frente a frente tu mirar arremetido delata tus secretos.
Cómo detenerme si mi voluntad no me pertenece.
si tu pecho contra el mío fue la revancha soñada.

Literatura (Julio Torri)

El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos

Campo atardecidos (Jorge Luis Borges)


El poniente de pie como un Arcángel
tiranizó el camino.
La soledad poblada como un sueño
se ha remansado alrededor del pueblo.

No me arrepiento de nada(Gioconda Belli)


No me arrepiento de nada
Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.

Mine Eyes Have Seen the Glory (Julia Ward Howe)


717. Mine Eyes Have Seen the Glory (The Battle Hymn of the Republic)
Text: Julia Ward Howe, 1819-1910
Music: USA campmeeting tune
Tune: BATTLE HYMN OF THE REPUBLIC, Meter: 15 15 15.6 with Refrain

1. Mine eyes have seen the glory
of the coming of the Lord;
he is trampling out the vintage
where the grapes of wrath are stored;
he hath loosed the fateful lightning
of his terrible swift sword;
his truth is marching on.
Refrain:
Glory, glory, hallelujah!
Glory, glory, hallelujah!
Glory, glory, hallelujah!
His truth is marching on.

2. I have seen him in the watchfires
of a hundred circling camps,
they have builded him an altar
in the evening dews and damps;
I can read his righteous sentence
by the dim and flaring lamps;
his day is marching on.
(Refrain)

3. He has sounded forth the trumpet
that shall never call retreat;
he is sifting out the hearts of men
before his judgment seat;
O be swift, my soul, to answer him;
be jubilant, my feet!
Our God is marching on.
(Refrain)

4. In the beauty of the lilies
Christ was born across the sea,
with a glory in his bosom
that transfigures you and me;
as he died to make men holy,
let us die to make men free,
while God is marching on.
(Refrain)

5. He is coming like the glory
of the morning on the wave,
he is wisdom to the mighty,
he is honor to the brave;
so the world shall be his footstool,
and the soul of wrong his slave.
Our God is marching on.
(Refrain)


La obra y el poeta (R.F. Burton)

El poeta hindú Tulsi Das, compuso la gesta de Hánuman y de su ejército de monos. Años después, un rey lo encarceló en una torre de piedra. En la celda se puso a meditar y de la meditación surgió Hánuman con su ejército de monos y conquistaron la ciudad e irrumpieron en la torre y lo libertaron.

R.F. Burton

Más información sobre Hánuman el dios mono en: Wikipedia Hánuman

El dedo (Feng Meng-lung)

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejaba de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que

El Avaro (Molière)

PERSONAJES

HARPAGÓN, padre de Cleanto y de Elisa y enamorado de Mariana
CLEANTO, hijo de Harpagón, amante de Mariana
ELISA, hija de Harpagón, amante de Valerio
VALERIO, hijo de Anselmo y amante de Elisa
MARIANA, amante de Cleanto y amada por Harpagón
ANSELMO, padre de Valerio y de Mariana
FROSINA, mujer intrigante
MAESE SIMÓN, corredor
MAESE SANTIAGO, cocinero y cochero de Harpagón
FLECHA, criado de Cleanto
DOÑA CLAUDIA, sirvienta de Harpagón
MIAJAVENA y MERLUZA, lacayos de Harpagón
EL COMISARIO y su ESCRIBIENTE

La escena en París, en casa de Harpagón

El escritor argentino y la tradición (Jorge Luis Borges)

Quiero formular y justificar algunas proposiciones escépticas sobre el problema del escritor argentino y la tradición. Mi escepticismo no se refiere a la dificultad o imposibilidad de resolverlo, sino a la existencia misma del problema. Creo que nos enfrenta un tema retórico, apto para desarrollos patéticos; más que de una verdadera dificultad mental entiendo que se trata de una apariencia, de un simulacro, de un seudoproblema.

Sábado (Jorge Luis Borges)

A C.G.


Afuera hay un ocaso, alhaja oscura
engastada en el tiempo,
y una honda ciudad ciega
de hombres que no te vieron.
La tarde calla o canta.
Alguien descrucifica los anhelos
clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.

Un Artista del Trapecio (Franz Kafka)

Un artista del trapecio -como se sabe, este arte que se practica en lo alto de las cúpulas de los grandes circos es uno de los más difíciles entre todos los asequibles al hombre- había organizado su vida de tal manera -primero por afán profesional de perfección, después por costumbre que se había hecho tiránica- que, mientras trabajaba en la misma empresa, permanecía día y noche en el trapecio. Todas sus necesidades -por otra parte muy pequeñas- eran satisfechas por criados que se relevaban a intervalos y vigilaban debajo. Todo lo que arriba se necesitaba lo subían y bajaban en cestillos construidos para el caso.

De esta manera de vivir no se deducían para el trapecista dificultades con el resto del mundo.

Arpías (Jorge Luis Borges - Margarita Guerrero)

Para la Teogonía de Hesíodo, las arpías son divinidades aladas, y de larga y suelta cabellera, más veloces que los pájaros y los vientos; para el tercer libro de la Eneida, aves con cara de doncella, garras encorvadas y vientre inmundo, pálidas de hambre que no pueden saciar. Bajan de las montañas y mancillan las mesas de los festines. Son invulnerables y fétidas; todo lo devoran, chillando, y todo lo transforman en excrementos. Servio, comentador de Virgilio, escribe que así como Hécate es Proserpina en los infiernos, Diana en la tierra y luna en el cielo y la llaman diosa triforme, las arpías son furias en los infiernos, arpías en la tierra y demonios (dirae) en el cielo. También las confunden con las parcas.
Por mandato divino, las arpías persiguieron a un rey de Tracia que

La Noche de San Juan


El poniente impecable en esplendores
quebró a filo de espada las distancias.
Suave como un sauzal está la noche.

Invictus (William Ernest Henley)

Poema que Nelson Mandela recitaba para sí mismo en los peores momentos de su terrible cautiverio de 27 años por su lucha contra el apartheid y la unidad sudafricana.

Invictus

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.

Llaneza (Jorge Luis Borges)

A Haydée Lange


Se abre la verja del jardín
con la docilidad de la página
que una frecuente devoción interroga
y adentro las miradas
no precisan fijarse en los objetos
que ya están cabalmente en la memoria.

Elogio de Helena (Gorgias)

Perfección para la ciudad es el valor de sus habitantes, para un cuerpo la belleza, para un alma la sabiduría, para una acción la virtud, para un pensamiento la verdad. Las cualidades contrarias a éstas implican imperfección. En un hombre, en una mujer, en un pensamiento, en una acción, en una ciudad, es preciso honrar con alabanzas lo que sea digno de alabanza y cubrir de censuras lo que sea censurable. Pues tan erróneo e inexacto es censurar lo que debe ser alabado como alabar lo que debe ser censurado. Y es obligación de un mismo hombre proclamar la verdad y refutar a los que censuran a Helena, mujer sobre la que ha llegado a ser concorde y unánime la opinión de la tradición poética y el significado de su nombre, que lleva consigo el recuerdo de acontecimientos infortunados.

Yo quiero, razonando con lógica sobre la peyorativa tradición a ella referente, liberarla de toda acusación y hacer cesar la ignorancia, demostrando que sus acusadores están equivocados y descubriendo la verdad.

Apología de Sócrates (Platón)

No sé, atenienses, la sensación que habéis experimentado por las palabras de mis acusadores. Ciertamente, bajo su efecto, incluso yo mismo he estado a punto de no reconocerme; tan persuasivamente hablaban. Sin embargo, por así decirlo, no han dicho nada verdadero. De las muchas mentiras que han urdido, una me causó