Narradora de ilusiones traicionadas y sueños moribundos.
Combinados, como por arte de alquimia, lo despreciable con lo hermoso juntos en el mismo compás.
Vertiendo mi dolor
Abrazos
Abrazos.
Hasta hace poco tiempo,
no sabía disfrutar
los abrazos que me daban.
Un día, una mujer me enseñó
cómo deben ser recibidos...
Es, al día de hoy,
que aún la maldigo.
No he podido jamás
dejar de extrañar
el latido de su corazón.
Jorge Kagiagian
Abrazos.
Hasta hace poco tiempo,
no sabía disfrutar
de los abrazos que me daban.
Un día, una mujer me enseñó
cómo deben ser recibidos...
Es, hasta el día de hoy,
que aún la maldigo.
No he podido jamás
dejar de extrañar
el latido de su corazón.
Jorge Kagiagian
Abrazos.
Hasta no hace mucho tiempo,
no sabía disfrutar
de los abrazos recibidos.
Un día, una mujer me enseñó
cómo deben ser recibidos…
Es, al día de hoy,
que aún la maldigo.
No he podido jamás
dejar de extrañar
el latido de su corazón.
Jorge Kagiagian
Abrazos.
Hasta no hace mucho tiempo,
no sabía disfrutar
de los abrazos recibidos.
Un día, una mujer me enseñó
cómo deben ser recibidos…
Es, al día de hoy,
que aún la maldigo.
No he podido jamás
dejar de extrañar
el latir de su corazón.
Jorge Kagiagian
Un día una mujer me enseñó como deben ser recibidos...
Es, al día de hoy, que aún la maldigo.
No dejo de extrañar el latido de su corazón.
La caja de besos
Spaghetti
Maldice el día que me has conocido
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?