Te odio porque te amo


Te odio
porque te amo
 
Te odio porque no estás 
y sigues aquí
porque te extraño...
y quiero que te vayas
 
Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más
 

Vertiendo mi dolor

Tomaré tu cuerpo bruscamente
con toda mi violencia 
Sacando toda la bronca que siento
todo este enojo

Gritarás de placer
cuando te penetre mil veces
mientras te doy vueltas en la cama 
y te retuerces mil veces más

Eres

Eres bella
inteligente
buena persona
tan dulce
y complicada.
Nunca serás mía

Abrazos



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, hasta el día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian

Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latir de su corazón.


Jorge Kagiagian





Hasta no hace mucho tiempo no disfrutaba de los abrazos
Un día una mujer me enseñó como deben ser recibidos...
Es, al día de hoy, que aún la maldigo.
No dejo de extrañar el latido de su corazón.

La caja de besos

Hace algún tiempo atrás, una niñita tomó unas cintas y muchos papeles de colores. Con una tijera recortó un pedazo de la cortina de la casa. Muy tierna trabajaba con mucho esfuerzo sobre todos aquellos elementos.

Spaghetti

Ámame como un spaghetti a su salsa
cúbreme con el amor de tu mente rallada
Deseo entrar en ti
nutrir tu cuerpo
tu corazón
tus deseos
y los sueños de tu alma

Jorge Kagiagian

Maldice el día que me has conocido



Maldice el día que me has conocido.

¿Qué quieres?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Soy decepción,
un espejismo,
una mentira,
una ilusión,
un timador,
un amable traidor.

Mis palabras
sonarán sinceras,
gozaré tu cuerpo,
y tú, mis caricias,
indistintas al amor.
Seremos felices,
sabrosa traición.

Vive la farsa,
y luego escapa.
¡Corre! ¡Huye!
No mires atrás…
En tu nuca
el miedo tiembla.
¡Corre! ¡Huye!
¡Y jamás regreses!

Jorge Kagiagian.



¿Qué te gustaría?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Su boca era veneno


Él sabía que su boca era veneno
Un beso suyo
detendría el tiempo y su vida.
Aun así fue por ella
Innumerables noches pasaron.
Viajando, buscando, rastreando
Demasiadas