Pido permiso, señores,
que este tango... este tango habla por mí
y mi voz entre sus sones dirá...
dirá por qué canto así.
Porque cuando pibe,
porque cuando pibe me acunaba en tango la canción materna
pa' llamar el sueño,
y escuché el rezongo de los bandoneones
bajo el emparrado de mi patio viejo;
porque vi el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos llorosos y abiertos
y en la triste pieza de mis buenos viejos
cantó la pobreza su canción de invierno.
Y yo me hice en tangos,
me fui modelando en barro, en miseria,
en las amarguras que da la pobreza,
en llantos de madre,
en la rebeldía del que es fuerte y tiene que cruzar los brazos
cuando el hambre viene.
Y yo me hice en tangos
porque... ¡porque el tango es macho!,
¡porque el tango es fuerte!,
tiene olor a vida,
tiene gusto... a muerte;
porque quise mucho, y porque me engañaron
y pase la vida masticando sueños;
porque soy un árbol que nunca dio frutos,
porque soy un perro que no tiene dueño,
porque tengo odios que nunca los digo,
porque cuando quiero,
porque cuando quiero me desangro en besos,
porque quise mucho, y no me han querido;
por eso, canto tan triste... ¡Por eso!
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