Narradora de ilusiones traicionadas y sueños moribundos.
Combinados, como por arte de alquimia, lo despreciable con lo hermoso juntos en el mismo compás.
Adíos
Mirarte como quien ve un milagro
Besarte como un niño que descubre el amor
aullando tu nombre al firmamento
Te encerré en un sueño, jamás te dejaré ir
Enredado en tus brazos, estamos ausentes
Abandonados, rendidos, olvidando
me desvanezco de tu recuerdo
libera mi alma, por favor, te lo ruego
Llorando tu nombre imposible
discutiendo con el silencio que calla
Cruel, inamovible, despiadado
libérame o mátame
Cierro los ojos y allí, luz
Encerrada en un sueño, jamás te dejaré ir
Nunca podrás despertar
Nunca podré sonreír
Jorge Kagiagian
Para Elen Mirakian
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