Abril




Una noche tomó sus cosas y se fue, mi indiferencia lo permitió.
Se fue, no miró atrás... solo se fue.
Y yo allí, sabiendo que no volvería.
Nada hice para evitarlo.


Ya no está pero aún así me acosa el dulce de sus besos
Besos que se fueron también esa misma noche.
Su voz, su cariño, sus enojos, su aroma de mujer; todo se fue....
Nada hice para evitarlo. Esa es mi culpa y mi castigo.

A veces oigo sus pasos, otras veces su respirar
Durante las tardes, las notas de su guitarra. Esa guitarra que ya no sueña,
Esa misma que decía: “Yo quiero estar con vos”, hoy calla.
Y que como yo, inmóvil, aguarda sus caricias…

Sin mi orgullo, sin mi condenado orgullo fui tras ella…
Pero tarde, como siempre tarde…
Frente a la misma cama donde nos amamos
sólo pude encogerme en el hueco casi fantasmal que ella olvidó…

Una noche tomó sus cosas y se fue, mi indiferencia lo permitió.
Y yo aquí extrañándola, sabiendo que jamás volverá.

Jorge Kagiagian

1 comentario:

Abril Gomez dijo...

Pasaron tantos días y seguirán pasando, abstractos, vacíos.
Pasan y sigo invadiéndome en vos, en preguntas, en recuerdos.
Que mal que hice todo. Y que mal quererte tanto.
Que desastre que aún puedas lastimarme, aún sin hablarme, aún sin tocarme.
Yo sigo pensando si realmente todo se perdió, si debería seguir echando tierra sobre vos.
Nunca encuentro la respuesta, ni el olvido, ni la calma, porque siempre es igual...
Vas al mismo lugar, acá, dentro mío, y me enmarañas de sensaciones horribles (placenteras).
A veces me pregunto si dejar pasar los años es la solución, pero no como un camino al olvido, sino a la reconciliación. Y que estúpida me siento. Para ese entonces el fruto ya habrá madurado (y aunque no me creas, me alegra mucho) y no serás solo vos, sino tu extensión en la vida, en tu sentir.
¿Cómo?... ¿y yo?
No entiendo... ¿y yo? ¿Qué voy a hacer?
No sé.

Algo de lo que siempre te escribo en www.abriliana.blogspot.com