Con inmóvil
temple
escondiendo
mis lágrimas
pretendo
ser quien no soy
darle de
comer al vacío sin fin
Su dedo
acusador me señala
nada podría
quebrantarme
ni el
engaño y la mentira
ni el filo
de sus uñas
ni el deseo
de su boca
Mirando
ciego desespero
entre la furia y la impotencia
una y otra vez como un tonto
como un
perro golpeado y mudo
que aúlla
su silencio
Esto ya lo
he vivido
y no me ha matado
Jorge Kagiagian
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