En las tierras donde las montañas reinan y el ojo antiguo todo lo observa. El viento azotaba las casas; todas dormidas, todas menos una. El cielo oscuro de la noche fue un frío testigo. Una mujer joven proveniente de una familia humilde cerraba su mano curtida tratando de aferrarse de algo o de alguien. En el espacio ausente, apretaba sus dedos agitados. Cerraba los ojos con fuerza para, así, engañar al dolor. Respiros entrecortados y consternados. De su vientre se asoma entre alivios, llantos y risas silenciosas el rostro de la nueva generación. Una niña tan hija de su madre como de su tierra. La piel oscura como la de su pueblo. Su sangre cuenta mil historias. Cabellos lacios y negros. Sus ojos infinitos como el de un puma que espera.
Narradora de ilusiones traicionadas y sueños moribundos.
Combinados, como por arte de alquimia, lo despreciable con lo hermoso juntos en el mismo compás.
Ella y los Otros
En las tierras donde las montañas reinan y el ojo antiguo todo lo observa. El viento azotaba las casas; todas dormidas, todas menos una. El cielo oscuro de la noche fue un frío testigo. Una mujer joven proveniente de una familia humilde cerraba su mano curtida tratando de aferrarse de algo o de alguien. En el espacio ausente, apretaba sus dedos agitados. Cerraba los ojos con fuerza para, así, engañar al dolor. Respiros entrecortados y consternados. De su vientre se asoma entre alivios, llantos y risas silenciosas el rostro de la nueva generación. Una niña tan hija de su madre como de su tierra. La piel oscura como la de su pueblo. Su sangre cuenta mil historias. Cabellos lacios y negros. Sus ojos infinitos como el de un puma que espera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)