Casi todos los días estoy sentado sobre la vereda, siempre luciendo mi ropa andrajosa y deshecha que apenas cubre mis partes íntimas.
La gente pasa y me mira con desprecio. No entiendo porque lo hacen… si después de todo, no somos tan diferentes. Algunos reniegan por mi cabello sucio, algo pastoso, hogar de una gran familia de pequeñas criaturas que muerden mis cueros frenéticamente.
Mis pies descalzos lentamente se tornaron negros al caminar por las calles arrastrando mi pesada decepción. Mis manos tienen la piel quebradiza por rascar la tierra, siempre buscando que comer en los basurales. Aunque agotadas, siguen empujando mi carro repleto de cartones.
Es fácil atacarme, burlarse de mí, no puedo defenderme; apenas puedo levantar mi cuerpo alcohólico cada día.
No comprenden porque vivo de esta manera. Yo nunca he podido elegir; nunca he tenido oportunidad de irme de aquí y cuando intenté pelear con todas mis fuerzas, salir de este pozo, me encontré cara a cara con la ignorancia y el prejuicio…
No soy sólo un linyera o un paria; soy un símbolo, una obra de arte viviente...
Soy la representación de la desidia y el desprecio
Soy el pequeño violado, muerto en un baldío
Soy el juez garantista y el abogado sin escrúpulos
Soy la víctima que confunde justicia con venganza
Manifiesto la expresión más intima del ser humano. La esencia verdadera tan atroz como ineludible.
Soy la representación de lo frívolo y la mediocridad
Soy el animal despellejado y el estúpido que luce mi piel
Soy el bobo que gasta la plata de sus padres en un auto de lujo
Soy el trasero y los senos de una mujer que no tiene más que ofrecer
A mi lado, siempre esta mi perro sarnoso quien es mas fiel que tu pareja.
No te aflijas, todos somos traidores de nosotros mismos; no podemos escapar de la condición humana.
Exhibo en mí, un monumento infame; un símbolo patético del individuo
Soy el analfabeto y el idiota útil. Un intelectual cobarde
Soy el adolescente adicto. Un rico deprimido
Búrlate cuanto quieras de mi casa precaria. Ella no tiene puertas que te cierren el paso, estarán siempre abierta para recibirte con lo poco que tenga. Y aunque el odio demuela el techo y las paredes de cartón, seguiré sentado aquí porque soy el que soy.
Soy la representación de la avaricia
Soy quien lucra con tu fe y tus miserias
Soy el héroe mutilado en el olvido
Soy el banquete frente al niño desnutrido
Mis manos nunca conocieron el agua sino más que para beberla. Un olor nauseabundo me rodea, hedor a carne muerta, pero es mucho menos repugnante que los cadáveres apilados de tus guerras.
Soy la representación del poder corrompido
Soy el político y el doble discurso, el despilfarro y la mentira
Soy quien se rinde frente a la injusticia
Soy quien puso precio a su moral
Soy quien torturó a tus hijos
Soy el genocida impune
Arroja piedras sobre mi rostro cuarteado por el sol, si eso te hace feliz. Pero eso tampoco cambiará el hecho me veas aquí.
Eso soy yo, la tristeza de la realidad.
El obnubilante dolor de la verdad
La angustia de la impotencia…
Puedes venir con la fuerza de la ley para brindarme una golpiza, puedes abusar de tus garrotes hasta quebrar mi cuerpo y matarme… pero aún así las ruindades humanas seguirán aquí y otro, pronto ocupará mi lugar.
Soy el amor vencido por el odio
Soy la esperanza convertida en desilusión
Soy la vida arrebatada por la muerte
Soy el cristo crucificado
Soy tu padre y tu hijo
Ríete de mí que soy tu espejo…
No mires a los lados buscando a los culpables de los crímenes por los cuales pagaremos de todos modos. No hay donde huir de nuestra terrible naturaleza.
No justifiques tus actos. No importa cuanto digas, no lograras hacerlo porque el desprecio es siempre desprecio. Sin importar cuan pequeña sea la mentira, igual te convierte en mentiroso. Ten siempre presente, no es menos miserable quien comete la injusticia que aquel que la permite.
Como he dicho, soy un símbolo viviente, un símbolo del horror, un símbolo que también representa una oportunidad; la oportunidad de corregir nuestros errores para volver a comenzar…
Jorge Kagiagian
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