Narradora de ilusiones traicionadas y sueños moribundos.
Combinados, como por arte de alquimia, lo despreciable con lo hermoso juntos en el mismo compás.
Carta de un hombre a si mismo
Compañero de mi vida:
Cuando leas estas líneas habrán pasado muchos años (si la fortuna así lo permitió) habrás visto tu juventud escapar de ti sin que nada hayas podido hacer. Tu rostro estará arrugado y tus manos temblorosas buscaran ayuda en un sostén al caminar. El brillo de esperanza de tus ojos habrá desaparecido hace mucho tiempo atrás; un mirar nublado y experto ocupa ahora su lugar. Estarás resignado, transitando los últimos años de la vida de un hombre anciano.
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