Resumen
Este ensayo propone una nueva hipótesis sobre el comportamiento maternal en mamíferos, planteando que, durante las primeras fases del posparto, la madre no percibe a sus crías como individuos externos, sino como extensiones o fragmentos desprendidos de su propio cuerpo. Esta "Hipótesis del Reimplante Mamífero" interpreta la lactancia como un intento instintivo de reestablecer el vínculo corporal perdido, y plantea que el cambio progresivo en la percepción materna —desde la integración hasta el reconocimiento de la otredad— ocurre como un proceso emergente, mediado por señales sensoriales, químicas y conductuales. El modelo puede extenderse a todos los mamíferos, ofreciendo una lectura alternativa a los vínculos madre-cría desde una base instintiva y neurobiológica.
1. Introducción
En los mamíferos, el vínculo entre la madre y sus crías es uno de los comportamientos más intensos y complejos de su repertorio instintivo. Las teorías tradicionales lo explican en función de la selección natural, la neuroquímica del apego y la necesidad de garantizar la supervivencia de la descendencia. Sin embargo, este ensayo plantea una nueva interpretación basada en la idea de que, en las primeras etapas posparto, la madre no reconoce a sus crías como entidades independientes, sino como partes aún ligadas a su cuerpo. Esta percepción se modifica progresivamente, en un proceso emergente, a medida que cambian las señales que las crías emiten.
2. Fundamento de la hipótesis
La hipótesis se inspira en la analogía con el comportamiento humano de atesorar un miembro amputado, como si aún formara parte del cuerpo. En este marco, el nacimiento no sería percibido inicialmente como una separación, sino como una “mutilación funcional”, en la que la madre responde instintivamente intentando “reincorporar” lo perdido. Este intento se manifiesta a través de acciones como el lamido, el contacto constante y, principalmente, la lactancia.
Desde esta perspectiva, la succión de las mamas por parte de los cachorros representa una suerte de “reimplante simbiótico”: un canal de conexión corporal que prolonga el vínculo físico más allá del parto. Durante este periodo, la madre actúa como si las crías aún formaran parte de su organismo.
3. Comportamientos observables que respaldan la hipótesis
a) Lamido y contacto constante
Durante los primeros días, la madre lame a sus crías de forma obsesiva. Más allá del rol higiénico y estimulante que se le atribuye, puede interpretarse como un acto de protección corporal hacia “algo propio”, aún no reconocido como externo.
b) Rechazo progresivo
Con el tiempo, muchas madres mamíferas comienzan a rechazar a las crías: evitan la lactancia, se alejan o incluso las empujan. Este cambio abrupto podría marcar el momento en que el cerebro materno reconoce que la cría ya no es parte del cuerpo propio.
c) Olor y señales químicas
El olor corporal cumple un rol clave en el reconocimiento. Se plantea que, al principio, las crías conservan un olor casi idéntico al de la madre (fluido amniótico, secreciones). A medida que este olor se individualiza, también lo hace la percepción materna de “otredad”.
d) Cambio de método de alimentación
Cuando la madre deja de ofrecer su cuerpo como fuente de alimento (lactancia) y comienza a transportar comida sólida para sus crías, el vínculo ya se ha desplazado: la madre reconoce al otro, pero aún lo cuida. Este gesto muestra que, aunque la percepción cambió, el instinto de protección se mantiene hasta el final del desarrollo.
4. Modelo por etapas de percepción madre-cría
A partir de la hipótesis, puede proponerse un modelo de cuatro fases progresivas:
- Etapa de integración corporal: La madre no distingue a la cría como un ser separado; la percibe como una extensión desprendida de su cuerpo.
- Etapa de transición sensorial: Cambios en olor, movilidad y comportamiento del cachorro generan en la madre una reinterpretación progresiva del vínculo.
- Etapa de reconocimiento de otredad: La madre reconoce que la cría es un otro, aunque el instinto de cuidado se mantiene (alimentación externa, protección).
- Etapa de distanciamiento definitivo: El cuidado se disipa, el lazo físico desaparece y la madre deja de intervenir en el destino de la cría.
5. Aspectos neuroquímicos
Hormonas como la oxitocina y la prolactina inducen sensaciones de apego, placer y unidad física durante el posparto y la lactancia. Esta neuroquímica podría sustentar la percepción de integración corporal. Con el tiempo, los niveles hormonales cambian, lo que también puede facilitar el paso de una etapa a otra, reforzando la hipótesis de una percepción corporal y afectiva no fija, sino evolutiva.
6. Implicancias generales y posibilidad de verificación
La hipótesis ofrece:
- Una nueva lectura del comportamiento maternal no como una emoción, sino como un reflejo instintivo de protección de la integridad corporal.
- Un modelo aplicable a diversas especies mamíferas.
- Una posibilidad de verificación empírica, mediante:
- Seguimiento de cambios olfativos en cría y madre.
- Observación del tiempo de rechazo.
- Análisis hormonal de la madre en distintas etapas.
7. Conclusión
El vínculo madre-cría en los mamíferos no sería un reconocimiento inmediato de la alteridad, sino una percepción emergente construida desde el cuerpo. Esta hipótesis plantea que la madre no “sabe” que ha parido a otros, sino que lo descubre progresivamente a través de señales físicas, químicas y comportamentales. La lactancia sería el último canal biológico que mantiene la ilusión de unidad, antes de que el sistema instintivo materno pueda “aceptar” la separación definitiva. Esta mirada propone una reinterpretación radicalmente corporal y sensorial del instinto maternal, que invita a nuevos estudios y revisiones del comportamiento mamífero temprano.
Jorge Kagiagian
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