2 de julio de 2025
Hoy enterramos a Feli.
No hay forma fácil de escribir eso.
Fue el acto más duro, más injusto y más sagrado que hicimos jamás.
Pero no quiero que su historia termine en la tristeza.
Porque Felicitas fue una perra feliz.
Y eso lo cambia todo.
Tuvo todo.
Le dimos todo.
Y ella… ella nos lo devolvió multiplicado.
Nos hizo felices con una simpleza que desarma.
Nos enseñó a amar sin preguntas.
A vivir el presente con alegría.
A celebrar cada regreso como si fuera el primero.
En sus apenas cuatro años de vida, hizo lo que muchos de
nosotros no logramos en toda una existencia:
dejó huella.
Dejó hijos que hoy hacen felices a otras personas, como ella nos hizo felices a
nosotros.
Su luz no terminó hoy.
Cuando ven a sus hijos, Felicitas está ahí, latiendo en su interior,
cumpliendo su misión: seguir dando amor.
Seguir trayendo sonrisas.
Seguir viviendo a través de ellos.
El vacío que deja es enorme.
Pero de a poco, se va a llenar de recuerdos.
De anécdotas.
De momentos que nadie nos puede quitar.
Felicitas será inolvidable.
Porque fue única.
Porque su nombre no fue casualidad:
su nombre era su destino.
Y cumplió con él hasta el último aliento.
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