El mar talla las rocas con una paciencia antigua, como si supiera que en la forma final de cada piedra reposa una verdad. Me acerco, arrastrado por un llamado que no nace del oído, sino del pecho; y allí lo veo: un rostro emergido del salitre y del tiempo, una silueta que no fue esculpida, sino invocada. Me detengo. El estupor me envuelve como un manto de espuma. Me inclino y miro... y lo veo también en el agua. Mi reflejo. Mi rostro. ¿O es el de todos?
Narradora de ilusiones traicionadas y sueños moribundos.
Combinados, como por arte de alquimia, lo despreciable con lo hermoso juntos en el mismo compás.
Felicitas
2 de julio de 2025
Hoy enterramos a Feli.
No hay forma fácil de escribir eso.
Fue el acto más duro, más injusto y más sagrado que hicimos jamás.
Pero no quiero que su historia termine en la tristeza.
Porque Felicitas fue una perra feliz.
Y eso lo cambia todo.
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