Jinete Maldito


En los confines sombríos del azar funesto,
aprisionado en el ruego del avieso conjuro,
impávido castigo, yugo opresor,
azota como jinete maldito.

Nadie Más


Misterio, tu rostro,
inquieto silencio.


Sombra, tu cuerpo,
tramposa seducción.

Amor Silente

Enigmas, secretos,
luces esquivas...
los misterios todos.
cometas, estrellas,
luces esquivas...
los astros todos,
entre ellos, este amor.

Cositas en la panza


En el parque,

desde la calesita,

vi las trenzas

que su abuelita le hace.

Jugaba con sus amigas

Saltando la soga

riendo muy feliz.

El último cigarrillo

Encendí el cigarrillo, dejando que el humo llenara mis pulmones y me envolviera en una nube de placer y tranquilidad. Era consciente de que debía dejar de fumar, pero no le di importancia ni escuché los consejos ajenos.

Ciencia olvidada en desarrolllo

Durante toda mi vida, he seguido mi vocación con esmero, trabajando, estudiando y enseñando mi profesión. Se trata de una disciplina que pasa desapercibida para la mayoría, o que simplemente desconocen.

¿Por qué la lluvia me causa tanta nostalgia?



Llueve,
y la nostalgia me invade.

¿Será, porque cada gota 
fue color,fue nube fue cielo
Y hoy... tormenta ?

Quizás
una de esas gotas, se elevó, dejando en el mar
un profundo vacío,
o surcó inadvertida
los ríos, los arroyos. 
Quizás fue angustia
en la humedad
de una almohada.

Quizá
esa gota fue una lágrima
escapando de su mirada,
una gota que entró en ella
al beber de una copa deseando olvidar.

Tal vez fue su sangre,
su cuerpo, su corazón...
Tal vez fue miedo, fue dolor,
tal vez silencio y desolación.

Quizá en una noche
de tristeza y soledad,
esa lágrima fue el amor deseando morir.
Quizá en una noche
de tristeza y soledad,
esa lágrima fue su alma.

Siento que la lluvia 
jamás se detendrá… 

¿Será por eso que la lluvia me causa tanta nostalgia?

Jorge Kagiagian








Llueve,
y la nostalgia me invade.

¿Será, quizás, porque sé
que cada gota lleva en sí
un poco del cielo
y un poco del sol?

Quizás
una de esas gotas, se elevó, dejando en el mar
un profundo vacío,
o surcó inadvertida
los ríos, los arroyos. 
Quizás fue angustia
en la humedad
de una almohada.

Quizá
esa gota fue una lágrima
escapando de su mirada,
una gota que entró en ella
al beber de una copa deseando olvidar.

Tal vez fue su sangre,
su cuerpo, su corazón...
Tal vez fue miedo, fue dolor,
tal vez silencio y desolación.

Quizá en una noche
de tristeza y soledad,
esa lágrima fue el amor deseando morir.
Quizá en una noche
de tristeza y soledad,
esa lágrima fue su alma.

Siento que la lluvia 
jamás se detendrá… 

¿Será por eso que la lluvia me causa tanta nostalgia?

Jorge Kagiagian

Amante Lunar




Ojos azules,

océano encantador;

tu cuerpo

envoltorio grácil

de un alma sensible,

apasionada y sutil.


En la intimidad 

de un cielo inquietante,

de una noche sin estrellas,

el brillo lunar

embriaga tus secretos

en cada mirada,

en cada suspiro.  

Escapan libres

tus silencios prisioneros. 


En la intimidad de la noche,

qué no dormirá

embriagada de amor,

te revelas amante y mujer.


Jorge Kagiagian

Luz de nuestra existencia

Luz de nuestra existencia 

En la luz del crepúsculo, en la frontera de los mundos, en el límite del tiempo, arde mi corazón por ti. La imagen de tu rostro, velada por la niebla de la memoria, se disuelve y se recompone en la danza eterna de la luz y la sombra. 

El mar, símbolo de la vida y la muerte, talla su rostro en la roca del acantilado, ¿Acaso nuestra historia es la misma que la del mar, un reflejo que se expande y se contrae, que surge y desaparece en vaivén  eterno?

Una aturdida existencia nos conduce hacia un abismo insondable, un abismo donde se encuentran la razón y la locura, la certeza y la duda, la felicidad y la tristeza. Y allí también, entreveradas nuestras emociones, nuestros deseos, nuestros miedos, nuestros sueños. ¿Será que en ese abismo, donde la realidad y la fantasía se entrelazan, hallaremos las respuestas? 

La luna, amiga silenciosa de la noche, testigo de nuestra historia, sigue iluminando nuestro camino, como una guía incierta hacia la verdad. ¿Será que en la luz de la luna, en el brillo de las estrellas, habita el secreto de nuestro amor, la clave devela los secretos todos del universo?

Y así, en esta atudida existencia de luz y sombra, en esta danza de la vida y la muerte, en esta búsqueda eterna, mi corazón sigue ardiendo por ti, en un fuego que nunca se apaga, en una llama que nunca muere.

Jorge Kagiagian

Dedicado a Silvana Jesus

Desolate Gaze





Tu dolor, persistente, habita en mi mente,

como el recuerdo de tus ojos desahuciados y vencidos.

No supe como hablarte, ni como amarte. 

El miedo, ese monstruo vil, fue el verdugo.


Lloraste, como una niñita, tu desconsuelo. 

¿Cómo escapar de esa memoria? 

Me atormenta en cada sueño, en cada pensamiento, en cada suspiro.


Si pudiera verte, por un instante al menos, 

verías en mis ojos la tristeza 

refejo fiel de tu mirar.

Conozco quien eres, tus deseos, tus pasiones, 

y sé lo mucho que me amaste alguna vez.


Pero todo fue demasiado, el dolor sobrepasó la razón. 

Nunca podremos perdonarnos tanto penar. 

Quisiera tomarte en mis brazos, consolarte, 

y pagar por todo el dolor que te he causado.


Lo soportaría todo, incluso más, 

no hay mayor sufrimiento que el no tenerte. 

Jorge Kagiagian 

Desprovisto

Me desplomé en la lid
y me erguí de nuevo
para continuar batallando...
Aunque la contienda se tornara vana.

Acuciado, apresado,
mis ideas censuradas;
Seguí escribiendo sin cesar...

Belleza, suave virtud

La flor exhala su belleza 
al ser cuidada con dulzura, 
un mimo que la hace crecer 
en una sublime envoltura.

Mas si bebiese del trato amargo
toda virtud tierra será, 
y toda su belleza, 
su belleza toda
será olvido, será muerte. 

Jorge Kagiagian 




La flor exhala su belleza 

al ser cuidada con dulzura, 

un mimo que la hace crecer 

en una sublime envoltura.


Mas si la misma sufre del acecho y el maltrato 

Toda virtud tierra será, 
y toda su belleza, 
su belleza toda
será olvido, será muerte. 

Jorge Kagiagian 


Sed de tu mirar

Sed de tu mirar

Cual navegante enloquecido,
me pierdo en el azul de tus ojos, mágico abismo
donde yace la voluntad y el sosiego.

Cautivante seducción,
hechizo poderoso,
funde mi alma
y desvela mi corazón,
éxtasis maravilloso y divino.

Profundidad azul,
océano insondable,
despierta en mí
la aventura de
tu mundo sin fin,
mundo de enigmas y misterios,
cuál peregrino sediento 
me sumerjo en ellos
y así, saciar mi alma
bebiendo de ti.

Jorge Kagiagian


La delicada virtud de la belleza

La delicada virtud de la belleza 


La flor 
alcanza su belleza 
bajo el cuidado tierno

La misma flor 
bajo la sombra del maltrato
Morirá 

Jorge Kagiagian


El último verso para ser gramaticalmente correcto debería decir "moriría". Pero he optado por "Morirá" porque posee más intensidad poética.



La leyenda del Mago Oriental (René Lavand)



Narra la leyenda que un viejo mago oriental perdió su brazo derecho en plena fama. Sufrió mucho... con el habia deleitado a miles y miles de niños y de grandes. Un dia , maldijo a los dioses del azar; Y fue condenado.

Ideología versus Ciencia

 


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...entonces una adolescente objetó 
al prestigioso doctor en biología: 
"no hay vida desde la concepción". 
Y al grito de una multitud enajenada, 
sin formación académica, 
fueron agredidos los profesionales 
de la salud quienes huyeron 
atemorizados.
Sin inhibición alguna, como seres 
prístinos, descubrieron sus 
desnudeces y, frente a todos los 
presentes, defecaron en el suelo 
de la sala magna. 
El beneplácito eco de los 
aplausos del decano resonaron 
en toda la universidad...

Jorge Kagiagian

...entonces una adolescente objetó al prestigioso doctor en biología: “no hay vida desde la concepción”.  Y para fundamentar lo expuesto, una multitud femenina, sin conocimiento alguno en ciencias naturales, agredió a los profesionales de la salud quienes lograron escapar.
Sin inhibición alguna, como seres prístinos, descubrieron sus desnudeces y, frente a todos los presentes, defecaron en el suelo de la sala magna. El beneplácito eco de los aplausos del decano resonaron en toda la uni

¿Por qué la lluvia
me causa tanta
nostalgia?

¿Será, quizás, porque sé que 
cada gota ha venido de las nubes? 
Quizás una de esas gotas 
se evaporó del mar. 
Quizás haya viajado por el río, 
haya sido humedad en 
una almohada que ha sido lavada 
en un arroyo. Quizá, esa gota, 
fue una lágrima que salió 
de su mirar. Una gota que ha 
entrado en ella al beber. 
Una gota que fue su sangre, 
su cuerpo, su corazón... 
quizás, en una noche 
de tristeza y soledad, 
esa lágrima fue su alma. 
¿Será por eso que la lluvia 
me causa tanta nostalgia?  

Jorge Kagiagian 


Dedicado a la mujer que jamás leerá estas palabras

Tú, Mujer



Tú, Mujer


Soy hijo de mi Madre y ella de mi Abuela...


Cadena sin fin, cada eslabón con mirada de Mujer.


Hija mía, has llenado de sonrisas mi vida...

Hija que me ha regalado una Mujer y, con ella, todo su amor.


No hay hombre sin ti, Mujer. No hay pasión sin ti.

Sin el cuidado de tus caricias, mi alma jamás habrá de florecer.


Tú, Trabajadora incansable de noches desveladas,

Invisible pero presente como la gravedad de un silencio.


Tu vientre fue mi hogar, tu pecho mi alimento.

Ven, acércate. Hay algo que debo decir...


No te he pagado bien, nunca te he agradecido.

Abrázame, te pido perdón, acéptalo, por favor.


Te pido perdón en nombre de todos los hombres

que alguna vez te hicieron llorar, Mujer.


Jorge Kagiagian 

Una Puerta sin cerrar (variacion)

 

Por supuesto que fue una tentación tener acceso a esa casona, la dueña falleció sin dejar heredero alguno.  Me fue de gran facilidad el ingreso por los techos, y una vez dentro pude esmerarme sobre la puerta principal sin ser visto por las casas aledañas; pero aun así no logré destrabar la cerradura.

La casa de cielos rasos altos con un patio central típico de las casas antiguas de esta. Muebles del tipo francés Luis XV en perfecto estado; sin ninguna marca de uso, ni siquiera del polvo que suele flotar en el ambiente. La cocina, hermosa; repleta de vajillas de un gusto muy refinado.

Según había podido averiguar llevaba deshabitada unos siete años. Sobre el hogar a leña se podía apreciar un retrato en blanco y negro con matices ocre de la persona que, seguramente, allí solía habitar. Un retrato muy particular, con intensidad que nunca había experimentado… mi vista detuvo en la mirada vívida y, de súbito, un escalofrío estremeció mis entrañas y un helor sacudió mis sienes.

Luego de recorrer toda la casa, las nubes y el sol dieron lugar al cielo de la noche. Me acosté en habitación principal. No estaba realmente cansando por lo que me dediqué a pensar un poco…

 

El dormitorio estaba prácticamente vacío, sólo algunos libros a mi alcance. La ventana permitía el ingreso de una gran cantidad del reflejo lunar. La cama, sobre una de las esquinas; la cabecera contra la pared opuesta a la entrada acercaba mis pies a la puerta. Puerta que esa noche no hube de cerrar. Un error que nunca repetiría en toda mi vida.

 

Las horas nocturnas pasaban lentamente. Un poco agotado ya, decidí por dormir.

Poco antes de lograr conciliar el sueño, la luz que alumbraba mi rostro se interrumpió. Algo se había interpuesto arrebatándome la luna y su fulgor. Un frío estupor y la sensación de oscuridad me desveló...

Mi vista recorrió la habitación. Todo se veía normal hasta que llegó a la puerta… Allí, debajo del umbral, una silueta rebelaba una figura.

Un cuerpo delgado y muy alto… una manta blanca grisácea cubría su pecho plano; sus piernas y brazos delgados eran desmesuradamente largos. Parado frente a mi vista sin ningún resguardo, su mirada se encontró con la mía.

Al verla, la reconocí de inmediato. Escondí mi cuerpo debajo de las sábanas como si esperara que esas telas me libraran de todo mal.

 

Unos segundos transcurrieron… tan breves, tan eternos. Asomé mi vista. El cuerpo sombrío  se encontraba en medio de la habitación casi llegando a mí… temblando de pánico me refugié una vez más.

 

No pude soportar la incertidumbre y el miedo; retiré apenas las sábanas que cubrían mi cabeza... vi todo blanco, sus sombrías túnicas me envolvían. Me liberé de ellas, aunque seguía recostado; no podía evitar sentirme paralizado... clavado en mi cama.

Levanté la vista recorriendo todo “el ser” hasta llegar a su rostro. Las facciones eran pálidas y monstruosas… unas sombras debajo de sus ojos los transformaban en algo indescriptible.

 

Sus dedos blancuzcos y largos, de articulaciones hinchadas, se alzaban llevando un filo, una suerte de puñal. Tenía una pluma oscura, quizás de un ave inmunda, que sobresalía del mango. Lo percibí, lo sentí, lo vi en sus ojos tan profundos como perversos… se aprestaba a dejarlo caer sobre mí.

 

Cerré fuerte los ojos implorando y esperando lo peor… Un grito salió de mí como un estallido.

De inmediato, giró su cuerpo emprendiendo una veloz marcha hacia la puerta. Y como si el viento se lo llevara, se desvaneció lentamente en el aire.

Sali corriendo de la habitación y, por el mismo techo por el que entré, ese día salí gritando mientras trataba de secar las lágrimas que no paraban de salir.

Mesa Familiar

 


El agua hirviendo, burbujeante, papas, zapallo y un boñato revoltoso; todas las verduras sumergidas, flotantes  con su característico aroma invasor de todos los sentidos: golpea sutil el rostro con su calor; premonición de una mesa familiar.

Varias horas de trabajo, más que las previstas. El cuchillo peligroso que errante confunde la cebolla y ataca la mano distraída. Eso no detendrá el proceso, sin vacilar enjuaga el agua la herida y continúa la tarea.

Una puerta se abre súbitamente, un grito informa la llegada del anhelado protagonista del manjar: allí, una carne sabrosa de un tierno animal el cual siempre respetaremos. Solemne el cocinero la toma sabiendo que una vida se fue involuntaria. Susurra al oído muerto unas palabras y agradece al cielo la gracia recibida, sabiendo que la vida y la muerte son intrincados compañeros en la intimidad del existir…

Nuevas horas aparecen, llenan la mañana y la primera tarde. Regocijados por carme humeante y tostada que despierta los reflejos condicionados. Salivación incipiente que apura a los comensales a llenar la mesa de los acompañamientos multicolores.

Agolpados en la mesa, vuelan los vasos, los cubiertos, los platos van de mano en mano llenos del trabajo inadvertido, del esfuerzo que solo puede hacerse con amor… allí, un poco de su ser, de su espíritu, de su alma; será el alimento. El bocado primero genera una pausa de silencio entre el bullicio… Y la sonrisa dibujada en su rostro: flecha el alma del cocinero que recién en ese momento puede sentarse a la mesa y compartir el bullicio de las charlas amigas

Pasaran los años y cada uno de nosotros extrañaremos cada segundo de esta mesa familiar.

Jorge Kagiagian




El agua danza en la olla, vibrante y bulliciosa, mientras las verduras se sumergen en ella, dejando que su aroma embriague todos los sentidos. El calor de la preparación golpea suavemente el rostro, avivando la anticipación de una mesa familiar.

Las horas se desvanecen, más de las previstas, mientras el cuchillo, peligroso y errático, confunde a la cebolla y ataca la mano distraída del cocinero. Sin embargo, este no se detiene, enjuaga la herida con firmeza y persevera en la tarea.

De repente, una puerta se abre con ímpetu y un grito anuncia la llegada del ansiado protagonista del banquete: una carne sabrosa de un tierno animal, cuya vida se ha ido de manera involuntaria. Con solemnidad, el cocinero la toma en sus manos, consciente del valor de la vida y la muerte como compañeros ineludibles en el devenir del existir. Murmura unas palabras al oído del difunto y agradece al cielo por la gracia recibida.

Las horas se suceden, llenando la mañana y la primera tarde, mientras el humo de la carne tostada despierta los reflejos condicionados de los comensales. La salivación anticipada apura sus ansias por llenar la mesa de los acompañamientos multicolores.

Reunidos alrededor de la mesa, los vasos vuelan, los cubiertos y los platos pasan de mano en mano, cargados del trabajo inadvertido y del esfuerzo que solo se puede hacer con amor. Allí, en cada bocado, se encuentra una parte del ser, del espíritu, del alma; la cual será el alimento. El primer bocado genera una pausa de silencio entre el bullicio, y la sonrisa que se dibuja en el rostro de cada comensal penetra profundamente en el alma del cocinero, quien por fin puede sentarse a la mesa y compartir el bullicio de las charlas amigas.

Los años pasarán y cada uno de ellos extrañará cada segundo de esa mesa familiar, llena de recuerdos y sabores que nunca se borrarán de sus mentes ni de sus corazones.

Ciencia Olvidada (Corregido)

He trabajado muchísimos años de mi profesión. Una, como tantas otras, que pasa inadvertidas por la mayoría de las personas. Incluso muchos proliferan sus burlas contra mí y mis colegas. La consideran inservible, sin sentido. “Una pérdida de tiempo”, tal como dijo mi padre cuando se enteró, hace 132 años atrás, que había decidió dedicarle mi vida.

Como podría transmitirle lo apasionante que puede ser el estudio de las lenguas antiguas, lenguas extintas y otras manifestaciones idiomáticas de nuestra historia. Somos, sin lugar a duda, nuestro lenguaje. Aún sin aprobación alguna, hoy ostento el título de Doctor en filología y lingüística.

 

Es verdad, que no suele llevarnos a grandes aventuras, ni a lugares exóticos… aunque una vez tuve la suerte de ver, con mis propios ojos, escritura hierática en un papiro auténtico durante un viaje de investigación a El Cairo. Y sí, seguramente te preguntaras: fue gratificante para mi espíritu poder leer y entender el mensaje de alguien que ha vivido hace muchos miles de años. Un lazo que atraviesa el tiempo, transciende a los pueblos y la vida misma.

 

Mi trabajo solía ser como la de un filólogo habitual. Como siempre había de ocurrir, el líder de un equipo de expediciones, por lo general antropólogos, solían traer a mi oficina de la universidad los escritos que debía interpretar y traducir. La dedicación y la pericia que me caracterizaba era vox populi. Por eso, ese día, un paradójico invierno de clima estival, me entregaron aquellas tablillas de arcilla que databan del año 4 mil antes de la era común, según manifestaba el informe. No correspondían, en primer lugar, a ninguna lengua conocida por el hombre. Sus grafemas lucían todos muy similares con apenas unas diferencias imperceptibles para el ojo desnudo; y aun observándolo con mis instrumentos. Si no hubiera sido por mi gran experiencia y dos años de meticuloso trabajo con cada uno de los símbolos jamás hubiera logrado decodificarlo. Ya que la estructura y los grafemas guardaban una muy distante semejanza a la combinación de algunas lenguas en las que me había especializado. Y, para que negarlo, un poco de intuición y otro tanto de suerte, fueron de vital importancia.

 

Aún revelada la lengua, el texto carecía de total sentido; lo que me hizo dudar de mi avance. No fue, sino hasta 8 meses después, que como si de un rompecabezas se tratase, reordené las palabras en cientos de miles de combinaciones posibles. Dejándome 15 escritos coherentes distintos.

Pero uno llamó mi atención, me cautivó. Una serie de instrucciones que permitiría tomar años de vida de una persona para dárselos a otra. Cuando lo leí me pareció emocionante… y a su vez inverosímil, que se trataba de una superstición o conjuro mágico. Créanme, cuando lean las páginas de este diario, que no era magia alguna sino la más estricta ciencia. Ciencia olvidada, de un pueblo jamás descubierto.

 

Devolví las tablillas a quienes debía no sin antes modificar apenas con unos puntos los grafemas que contenían; por si acaso alguien lograba, como yo, descifrarlo. Informé que no había, allí, ningún mensaje, que se trataba de adornos, figuras decorativas, argumentando la similitud casi idéntica de los símbolos, para desalentar futuros intentos

 

Comencé a realizar los experimentos pertinentes hasta que finalmente desarrollé la técnica de las tablillas. Fue con pequeños animalitos con quienes ensayé las primeras pruebas. Hubo muchos intentos, muchos fracasos. Pero soy obstinado; no me rindo fácilmente. Comenzaron los primeros resultados nada útiles pero alentadores. Las instrucciones no se trataban de mentiras.

Al cabo de 4 años logré controlarlo de forma completa y absoluta: obtenía casi la totalidad de años de vida disponibles de un ser para dárselos a otro de exactamente de la misma edad. Y ante mis ojos, el estupor, los veía rejuvenecer hasta transformarse en pequeños bebés… y envejecer hasta hacerse polvo para desvanecerse en el aire.

Entre mis manos se encontraba una fuerza tan poderosa que ningún hombre podría imaginar… Una fuerza tan absoluta con potencial enorme de cambiarlo todo.

 

Soy consciente que no es más que una herramienta en las manos de quien la posea. Una herramienta que podría acarrear hermosas consecuencias.

Una sociedad en que se podría compartir años de vida con las mujeres y los hombres más destacados: miles de personas dando tan solo unas horas de vida. Me he imaginado a los grandes genios de la humanidad reunidos en la misma mesa: Agustín de Hipona conversando con Voltaire, Fermat con Arquímedes… las posibilidades, sin fin.

La motivación de ser alguien notable sería enorme; todos perseguirían el sueño de la vida eterna. Madres sacrificando su vida en pos de su hijo bienamado a punto de morir. Enamorados que comparten sus años entre ellos y ,así, llegar juntos a la muerte sin padecer la ausencia dolorosa de la perdida.

 

Meditando en los festines de la historia del hombre, me encontré con la desazón. Recordando que aquel que trabaja por una recompensa económica no está haciendo otra cosa que cambiar tiempo de su vida por dinero. Pude aceptar, con mucha desolación, que la vida podría transformarse en un bien de cambio. Los gobernantes podrían pretender cobrar impuestos en años. Podrían existir secuestros y personas arrebatadas, a quienes les habrían de robar sus años de vida. Podrían existir asesinatos en masa de pueblos enteros como si de un arma se tratase. La corrupción y la codicia serían las mismas de siempre pero con la salvedad que las personas oscuras hoy pueden morir… y con este poder, sin precedentes, la oscuridad cubriría para siempre a la humanidad.

 

Por todo esto, he decidido no liberar a este ángel o demonio. Si bien, yo mismo he robado algunos días a muchas personas, lo hice por un bien mayor. Hace 80 años que soy el protector de este secreto. No permitiré que caiga en las manos inapropiadas.

Cuando la humanidad esté preparada entregaré este poder. Así terminará esta agotadora eternidad que me apesadumbra. Y podré descansar al fin.

 

Jorge Kagiagian


Te odio porque te amo



Te odio
porque te amo
 
Te odio porque no estás 
y sigues aquí
porque te extraño...
y quiero que te vayas
 
Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más
 
Habré siempre de odiarte
tal como he sabido amarte 
 
No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio cruel…
 
Conozco el sonido de tu voz
Engaño y muerte 
con sabor a esperanza
 
En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así mi verdad
no has conocido 
 
Odio los miedos 
las preguntas sin respuestas
las respuestas sin preguntas
 
sobre todo
a quien más odio
es a mi reflejo...
es a mi sombra…
Lo que soy a tu lado
Lo que sin tu calor
 
Me odio
por callar estas palabras
mientras traiciono tu amor 
esa es la única verdad.
 
Jorge Kagiagian
 
Te odio





























porque te amo

Te odio porque estás 
y no estás
porque te extraño...
y quiero que te vayas

Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no
Te amo
porque eras mía
y de nadie más

Habré siempre de odiarte
tal como he sabido amarte 

No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio…
tan cruel
como el sonido de tu voz
Engaño y muerte 
con sabor a dulce esperanza

En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así mi verdad
no has conocido 

Odio los miedos 
y las preguntas sin respuestas
Pero sobre todo
a quien mas odio es a mi mismo

Me odio
por callar estas palabras
mientras traiciono tu amor 
esa es la única verdad.

Jorge Kagiagian
















Te odio
porque te amo

Te odio porque estás 
y no estás
porque te extraño...
y quiero que te vayas

Tanto te odio...
porque te necesito
y tú no

Te amo
Porque quiero que seas mía
y de nadie mas

Siempre habré de odiarte
de la misma forma 
habré de amarte 

No hables
no pronuncies ni una palabra 
Conozco tu silencio…
tan cruel
como el sonido de tu voz
engaños y muerte que suenan 
a vida y esperanza

En tu boca estuve, en tu cuerpo...
y tú, en mi alma...
Y, aún, así no has conocido mi verdad

Te amo... por todo
Y me odio 
por no poder darte mi amor
por no saber como amarte
me odio 
por callar estas palabras
esa es la única verdad....

Jorge Kagiagian

Vertiendo mi dolor

Tomaré tu cuerpo bruscamente
con toda mi violencia 
Sacando toda la bronca que siento
todo este enojo

Gritarás de placer
cuando te penetre mil veces
mientras te doy vueltas en la cama 
y te retuerces mil veces más

Eres

Eres bella
inteligente
buena persona
tan dulce
y complicada.
Nunca serás mía

Abrazos



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta hace poco tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos que me daban.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos...


Es, hasta el día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian

Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latido de su corazón.


Jorge Kagiagian



Abrazos.


Hasta no hace mucho tiempo,

no sabía disfrutar

de los abrazos recibidos.

Un día, una mujer me enseñó

cómo deben ser recibidos…


Es, al día de hoy,

que aún la maldigo.

No he podido jamás

dejar de extrañar

el latir de su corazón.


Jorge Kagiagian





Hasta no hace mucho tiempo no disfrutaba de los abrazos
Un día una mujer me enseñó como deben ser recibidos...
Es, al día de hoy, que aún la maldigo.
No dejo de extrañar el latido de su corazón.

La caja de besos

Hace algún tiempo atrás, una niñita tomó unas cintas y muchos papeles de colores. Con una tijera recortó un pedazo de la cortina de la casa. Muy tierna trabajaba con mucho esfuerzo sobre todos aquellos elementos.

Spaghetti

Ámame como un spaghetti a su salsa
cúbreme con el amor de tu mente rallada
Deseo entrar en ti
nutrir tu cuerpo
tu corazón
tus deseos
y los sueños de tu alma

Jorge Kagiagian

Maldice el día que me has conocido



Maldice el día que me has conocido.

¿Qué quieres?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Soy decepción,
un espejismo,
una mentira,
una ilusión,
un timador,
un amable traidor.

Mis palabras
sonarán sinceras,
gozaré tu cuerpo,
y tú, mis caricias,
indistintas al amor.
Seremos felices,
sabrosa traición.

Vive la farsa,
y luego escapa.
¡Corre! ¡Huye!
No mires atrás…
En tu nuca
el miedo tiembla.
¡Corre! ¡Huye!
¡Y jamás regreses!

Jorge Kagiagian.



¿Qué te gustaría?
¿Mi cuerpo?
¿Mi alma?
¿Mi mente?
¿Mi sexo?
¿Qué buscas?
¿Qué pretendes?

Su boca era veneno


Él sabía que su boca era veneno
Un beso suyo
detendría el tiempo y su vida.
Aun así fue por ella
Innumerables noches pasaron.
Viajando, buscando, rastreando
Demasiadas

Inmóvil



La esperanza en recuerdos muertos,
las tristezas por el tiempo acalladas,
sin sonrisas, sin lágrimas…
Sólo la frialdad de una noche que no tiene fin.

Inmóvil, aguardo el amanecer.

Jorge Kagiagian


Versión 3


Inmóvil

La esperanza en recuerdos muertos,
las tristezas por el tiempo acalladas,
sin sonrisas, sin lágrimas…
Sólo la frialdad de una noche sin final.

Inmóvil, aguardo el amanecer.

Jorge Kagiagian



La esperanza en recuerdos muertos
las tristezas por el tiempo acalladas
Sin sonrisas, sin lagrimas…
Sólo la frialdad de una noche sin final

El deseo de matar

El deseo de matar se apoderó de mí…
yo no quería hacerlo pero aun así ocurrió

Ella ocultaba lo que por derecho era mío…
patee tantas veces su cabeza hasta que, al fin, estalló
revolví su cerebro y no encontré lo que callaba…

Nena Racista

Tu indiferencia, Tus rechazos, Tus insultos, Tu inmundicia
Todas tus mierdas: caprichos de un alma roñosa…

¿Quién te creés que sos? ¿A quién le ganaste?

Los años, ni la enfermedad te van discriminar…
no te van a segregar, ni a marginar...

Mi vida sin ti









Mi vida sin ti


Ver las manchas de humedad del techo

de mi habitación,

entretiene mis mañanas.

Así de aburrida es mi vida...


Oír el viento silbar,

sacudiendo los árboles,

ver las hojas caer,

amarillas, secas,

devora mis tardes.

Así de nostálgica es...


Contemplar el reloj viejo,

mover sus agujas pausadas,

al son de la monotonía triste de un tic tac

acompaña mis noches.

Así de solitaria...


Cada día, leer tu poesía, tus cartas,

revivir la voz de cada palabra del amor que ya no sientes,

alegra mis desvelos.

Así de absurda...

Así de absurda es mi vida...

mi vida sin ti...


Jorge Kagiagian







Ver el techo estropeado
machado de humedad
entretiene mis mañanas
así de aburrida es mi vida…