Primer amor

Aún recuerdo temblar mis palabras. Buscando aquellas que lleguen a tí, aquellas que me permitan acercar mi boca a la tuya.
Todavía siento el miedo y la emoción; entremezclados felizmente en la fantasía de mi primer amor.
El vértigo de tu mirada me llevaba fuera de mí, perdido y desorientado… todo transitaba veloz a mi alrededor. Tambaleante como un ciego; mis manos te buscaban.
Los días fueron muchos miles, nos separó el destino brutal. Tan sólo el sonido de tu nombre me transporta al mismo y extraordinario lugar.
No podría olvidarte. Cómo hacerlo si estas conmigo en lo más profundo de mi ser, si crecí entre tus brazos y me hice hombre en tu recuerdo.


¿Cuantos caminos y callejuelas sin salidas fueron necesarios? ¿Y cuantos más harán falta? Todo nos guía al mismo lugar una y otra vez… atrapado en un laberinto de incertidumbres. Todo nos lleva a abandonar este mundo, sin importar cuanto hagamos. Ah! pero un beso tuyo, sólo un beso tuyo haría nuestro tiempo infinito, detenido eternamente en ese instante único del cual jamás querré escapar.

El sol brilla sobre mí pero es otoño en mi corazón y en mis ojos cansados donde caen lentamente, año tras año, las hojas del tiempo.
El mar talla las rocas formando un rostro, me acerco a él; mi estupor es inmenso, veo mi reflejo en el agua y en la piedra... ¿soy yo realmente o todos somos el mismo ser? Igual peregrino de este mundo, transitando de rodillas reclamando algo que apague la sed que reclama nuestra existencia.
Perdido entre los pliegues del océano, entre las montañas y los cielos... entre tus brazos y tu ausencia. Insondables caminos de nuestro ser, abismo inmaculado y oscuro. Alegorías e historias, sueños de amor y sombras. Ábrete compasivo misterio, muéstrame tu secreto... Ten piedad de mí y revélame si estoy dentro del infierno o el dentro de mí.

Con mis ojos extraviados esperé durante muchas noches hasta que los cerré y te vi una vez más. Temo que un rayo de luz me haga abrirlos y descubrir que el haberte visto haya sido un sueño; descubrir que un dios macabro te puso en mi mente sólo para divertirse entre las deidades. Temo que todo lo que empezó termine de súbito dejando en mi paladar el agrio sabor de una larga soledad.
¡Amor, no quiero despertar! ¡Jamás me dejes despertar!

La luna melancólica de mi primer amor… El reflejo de tu rostro despierta los recuerdos de una niñez inconclusa. Añoro, mi cara junto a la tuya, rozar tu piel, ser el causal de tu sonrisa. Contarte mis más hondos secretos, llorar las tristezas que me atormentan desde que ya no estás... Mirarte y sentirme acompañado de tu brillo cálido y fraternal.
El tiempo es lento pero no pierdo la ilusión.

Mientras tanto sólo me queda mirar al cielo y soñar, una vez más, que te veo como una estrella fugaz que juega a las escondidas; deja verse tímidamente algunos momentos, los cuales mi alma espera ansioso porque en ese instante voy sentir que mi mano llega a ti y alcanza tu rostro suave; y que antes de partir hacia otros cielos, me regala un beso, el cual quemará lo que hoy me queda por vida.

Jorge Kagiagian

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