Nada



Esto no es un cuento, ni una historia, no responde a ninguna estructura literaria.
Nada se ajusta más a mi sentir que el caos,
la felicidad se alejó y no volverá. Ya nada queda…
Hace tiempo atrás conocí a una mujer. Lo di todo sin esperar nada a cambio, y eso recibí. Soy injusto;
mi recompensa fue la traición con la misma perfidia de quien se casa sin amor.
No paro de escucharla, de soñarla, de amarla… Muero por momentos y despierto ausente…
Lloro, grito y enloquezco; para volver a desfallecer. Tembloroso, ruego el fin de esta tortuosa pesadilla.
La angustia esta aquí, no pretende irse. Este texto no tiene un comienzo, ni argumento,
no responde a ninguna estructura literaria, Quizás solo tenga un desenlace: la tristeza sin final

Jorge Kagiagian

Ojos Tristes



No puedo borrar tu dolor de mi mente. Ver tus ojos desauseados y vencidos.
No supe hablarte, ni quererte. El miedo fue el culpable.

Como una niñita lloraste desconsolada. ¿Como escapar de ese recuerdo?
Si me atormenta en cada sueño, si lo revivo una y mil veces.

Si pudiera verte, si lo intentaras, al menos un solo instante
verías en mis ojos tristeza igual a la tuya.

Conozco quien eres, conozco tus deseos y conozco cuanto me quieres
pero todo fue demasiado. Nunca podremos perdonarnos tanto mal.

Quisiera poder consolarte en mis brazos y pagar por el dolor que te cause.
Lo soportaría todo y mucho más… no hay mayor dolor que a no tenerte.

Jorge Kagiagian

Una noche larga

"No es bueno que todo el mundo lea estas páginas que siguen; sólo algunos saborearán este fruto amargo sin peligro. Por consiguiente, alma tímida, antes de adentrarte en semejantes landas inexploradas, escucha bien lo que te digo: dirige tus talones hacia atrás y no hacia adelante"
Conde de Lautréamont


Eclipse

Contigo se asoma tímidamente la esperaza
como un rayo de luz dentro de una impenetrable cueva.
Entra a liberarme, al fin, de mi perpetua soledad.

Acostadito junto a vos

Acostadito junto a vos, te veo dormir…
Veo tus ojitos cerrados, lleno de lagañas…
Frotas tus piernas con las mías, buscando mi calor…
me raspan y me hieren tus carditos.

Tus ojos

Caminos de locura,
ciego, transito hacia ellos,
nadie me detiene,
no tengo voluntad, camino hacia ti

Claridad

"No es bueno que todo el mundo lea las páginas que siguen; sólo algunos saborearán sin peligro ese fruto amargo" Conde de Lautréamont



Al fin veo completamente claro. Todo cobra sentido.
El bien, el mal, la traición y la lealtad son el anverso y el reverso de la misma
moneda.
Primero fue un juego enfermizo y psicótico .
Luego un desafío. No podía perder, nunca lo podría permitir.
Hoy es una perpetua obsesión. No duermo. Mi mente no se despoja de ese único
pensamiento.
Tengo tantos sentimientos encontrados que no logro identificar ninguno.
Lo que sí sé es que duele. Mi alma sufre.
Este siniestro juego llenó mi vida de enemigos.
Debo destruirlos. Es lo mejor para mí, aunque todo sea, tal vez, producto de una
intensa paranoia.
Pero tengo ventaja. Veo a través de las paredes.
Escucho las voces. Me cuentan todo. No hay secretos para mí.
Camino por mi habitación como una criatura enjaulada.
Estoy alerta. Estoy preparado. Estoy esperando.
¿Cuándo fue que todos viraron? Todos menos yo. ¿Cuándo perdieron el camino?
Soy yo el único que puede devolverle al mundo su rumbo. Es mi misión, mi
mandato.
Ciegos que no quieren ni saben ver. Prisioneros de la insignificancia de lo
cotidiano.

¡Me ascendieron! ¡Gané mucho dinero! Vacía y volátil felicidad.
Están muertos, no lo ven. Viven vidas sin sentido ¡Sin nada!
Daría lo mismo que vivieran o no. Yo debo encarrilarlos o eliminarlos.
Aun así los envidio, no existe felicidad para mí.
Afortunados quienes tienen dioses. Ahogados en mi mismo fango, viven fantasías
de dicha y bienestar. Sus divinidades les dan esperanzas.
Veo todo claro, ese es mi castigo.
Mi vida es infeliz y desesperanzadora. Soy consciente de mi miseria.
Pero la lucha saca lo más poderoso de mí.
Manipular a otros seres cual titiritero. Jugar a ser el dueño de sus vidas. Saber que
puedo apagarlas cuando quiera.
Quiero matar a quienes me dañaron, a quienes me trajeron aquí.
Dibujar las paredes con su sangre. Violar a sus mujeres. Educar a sus hijos como
sus enemigos. Vestirme con sus pellejos. Usar sus caras como máscaras y
representar mi satírica comedia. La abominación y el asco estarán presentes en cada
acto.
El odio me motiva, el dolor me guía.
Grito, aúllo de agonía. Nadie me escucha, pero me reconforta saber que ningún ser
oirá sus gritos cuando sean torturados. Solo yo disfrutaré esa música.
No me detendrán. Ya no puedo parar.
Voy a salir de este lugar golpeando mi cuerpo contra las paredes blandas.
¡YO NO ESTOY LOCO, LO ESTÁS VOS!

Jorge Kagiagian